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El título de la exposición El jardín encantado corresponde a una pieza musical del compositor Maurice Ravel. Esta serie realizada en 2008 y que se expone ahora por primera vez, muestra a un grupo de mujeres ocultas tras una cortina de pelo oscuro. La cortina de pelo nos habla del velo del tiempo, lo que se interpone entre lo que somos y nos gustaría ser, evoca un devenir, la posibilidad de otra existencia, una puerta abierta a un tiempo futuro, a un después por ... descubrir o imaginar. Al mismo tiempo, ese velo carga de misterio la escena, al ser un obstáculo que nos separa y esconde del otro, un obstáculo que nos hace inaccesibles al deseo del otro de ser vistos, y apropiados.

La idea de presentar la escena como un jardín encantado y a la vez velado, donde lo que acontece es difícil de descifrar para el espectador, nos remite a la idea de intramuros, de clausura, de harén, e inevitablemente nos remite al concepto de lo privado frente a lo público, femenino versus masculino. Es en este espacio privado, asignado por el patriarcado, donde la mujer ha permanecido durante mucho tiempo, y donde en determinados aspectos y en determinadas culturas sigue permaneciendo. El díptico The Insides 2008 es una obra que pertenece a la serie del mismo nombre, que vengo desarrollando desde el año 2000. Esta serie plantea de nuevo el concepto de lo oculto, de la máscara, lo que está detrás, pero desde el punto de vista de la no identidad. Esos no rostros, que aparecen en el díptico, nos hablan de lo amorfo e indefinido, de lo no constituido y delimitado, y por lo tanto de un devenir. En la segunda imagen del díptico, la máscara se rompe y una boca asoma invocando a Eros, como pulsión de vida, de palabra, y de búsqueda del otro.