Descripción de la Exposición
La Sala Alcalá 31 de la Comunidad de Madrid acoge hasta el 15 de enero la exposición El Japón en Los Ángeles. Los archivos de Amalia Avia, una muestra con un total de 113 piezas que revisan la obra de la pintora desde un punto de vista actual que cuestiona el tradicional posicionamiento que la crítica ha hecho de la artista al clasificarla como realista.
Para ello, la comisaria de la exposición, Estrella de Diego, ha buscado otras perspectivas que delinean el verdadero uso de la fotografía en su obra. Amalia Avia usaba la fotografía como modelo. Era el punto de partida para captar, después, a través de la pintura, las atmósferas en las cuales es maestra. Como apunta De Diego "¿Cómo llamar 'realista' a quien nunca hace copias literales, sino traducciones sentimentales que, vistas desde el nuevo orden del archivo, construyen un documento del paso del tiempo y sus estragos y sus indultos?".
La última vez que se vio una gran retrospectiva de la obra de Amalia Avia fue en 1997, cuando la artista aún vivía. Ahora, 25 años después, esta exposición, que se podrá visitar de manera gratuita de martes a domingo hasta el 15 de enero de 2023, rinde homenaje a la pintora toledana que siempre tuvo su mirada puesta en Madrid.
El recorrido por su obra, dividido en las secciones Vida cotidiana, Ciudades vaciadas y Objetos encontrados, está marcado en gran medida por los cuadros de muchos de los edificios y lugares de los barrios más emblemáticos de la capital como la Puerta de Alcalá, la Puerta del Sol, el Palacio de Cristal de El Retiro, Recoletos o San Bernardo. En ellos, se retratan imágenes de puertas, fachadas y ventanas que, a través de pormenorizados detalles –grafitis, desconchones, etcétera-, nos recuerdan cómo fue aquel Madrid que la artista observaba, fotografiaba y pintaba.
La amplia panorámica por su producción artística, además, también incluye cuadros que representan la vida cotidiana (las escaleras del metro, peluquerías, tabernas, una mañana de domingo) junto a otros que plasman los interiores de diferentes estancias de una casa (un comedor, la cocina o los dormitorios) y algunos centrados en la reproducción de objetos comunes como una mecedora, una máquina de coser, camas, sillas, aparadores…
En ninguno de sus óleos aparecen retratadas personas, lo cual se vincula con ese sentir que Avia explicó en más de una ocasión: no buscaba la perfección técnica, sino reflejar la huella de lo humano, a través de vidas anónimas.
La exposición de Amalia Avia hace especial hincapié en su técnica y en su proceso de trabajo basado en el empleo de las fotografías que la artista realizaba de los lugares que visitaba para después, ya en el estudio, trasladar esas imágenes al cuadro, constatando una forma muy original de concebir su producción. “En la fase de pintura más minuciosa, que se cumplimentaba con efectividad y tenacidad, había técnicas que llamaban más mi atención" cuenta Rodrigo Muñoz Avia, escritor e hijo de la pintora "Su costumbre de pegar papeles de periódico sobre los muros desconchados de las fachadas para que al despegarlos el óleo creara texturas y degradados muy reales”.
De esta manera, la muestra de Amalia Avia en Alcalá 31 permite acercar su obra al gran público, siendo para muchos un apasionante reencuentro con ella y para otros el verdadero descubrimiento de una artista tan personal como ajena a modas y tendencias.
Sobre Amaia Avia
Amalia Avia (Santa Cruz de la Zarza, Toledo,1930 – Madrid, 2011) comenzó su trayectoria pictórica en los años 50 en el estudio de Eduardo Peña en Madrid. En esa época conoció a muchos de sus amigos y posteriores compañeros de generación, entre ellos el pintor Lucio Muñoz, con quien se casó en 1960.
Su pintura aborda temas urbanos y muestra la belleza de los edificios con sus fachadas dañadas por el paso del tiempo. Avia se detiene en detalles que a veces nos pasan desapercibidos como tapias, puertas de comercios o muebles y objetos del interior de las casas.
La primera exposición individual de Amalia Avia tuvo lugar en 1959 en la galería Fernando Fe de Madrid. Perteneció a las galerías Juana Mordó, Biosca y Juan Gris. Participó en numerosas muestras en torno al realismo español por todo el mundo, y en concreto sobre el grupo de amigos conocido como “realistas de Madrid”: Amalia Avia, Esperanza Parada, Isabel Quintanilla, María Moreno, Antonio López, Julio López Hernández y Francisco López Hernández. En los últimos años se ha podido ver obra de ella en las galerías Leandro Navarro y Maisterravalbuena, ambas de Madrid.
En 2004 publicó sus memorias, De puertas adentro, aplaudidas por la naturalidad de su escritura y fundamentales para entender la personalidad de la artista y el contexto histórico en el que trabajó.
Su obra forma parte de importantes colecciones como la del Museo Reina Sofía, Museo de Arte Contemporáneo de Madrid, Museo Artium de Vitoria, Banco de España, Círculo de Bellas Artes, BBVA, Banco de Santander, Enaire o Fundación Juan March.