La obra de José Luis Serzo (Albacete, 1977) representa una singularidad en el actual panorama del arte español. La rareza es resultado de su dedicación a una pintura figurativa que la crítica daba por muerta y que sin embargo ha encontrado un notable reconocimiento por parte del público. Pintura no sólo figurativa, sino marcadamente narrativa, hasta el punto de que podríamos calificarle de pintor de historias. De historia con minúscula, no de Historia, como eran los de antaño, pues las de Serzo están dedicadas a personajes desconocidos por imaginarios. A la pintura añade, además, todo un despliegue de elementos: objetos, escenografías, dibujos, para crear un escenario en
el que consigue que lo maravilloso hace acto de presencia. Su potencia fabuladora y su pericia como pintor dan como resultado acabados relatos visuales, que bajo varias capas de aparente ingenuidad y lo que parece mero deleite visual, encierran una enseñanza vital.
En esta ocasión,...presenta una prolongación de su proyecto El Iniciado, algo así como una digresión que revela nuevos aspectos de la narrativa central. Un operario que trabaja en las obras de la capilla durante el día, lleva a cabo en las noches una tarea secreta. Tan secreta como hercúlea. Una vez más, el trabajo material es el reflejo de otro, interior, también de construcción y transformación. Vamos a encontrarnos con una exposición ciertamente inusual, en la que los límites de la realidad y la ficción son difíciles de trazar.
Con más de cuarenta exposiciones individuales desde 2001 y casi un centenar de participaciones en colectivas, Serzo ha combinado además su actividad como pintor con la de comisario de exposiciones.
Jose Maria Parreño
Entrada actualizada el el 11 sep de 2018
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