«L’uomo della luce» es una figura de tamaño real, que lleva en su espalda 17 tubos fluorescentes encendidos. Será instalada enfrente del Palazzo Isimbardi, sede de la Provincia di Milano.

La figura camina por un eje de entre seis y siete metros de altura. La luz que emite la obra no es una luz que la ilumina. Al contrario, es una luz que impide que veamos con claridad la escultura, por lo que sólo sirve para construir el espesor de nuestra ceguera. Pero no como ausencia de visión, sino como posibilidad de representar, precisamente, ese algo sustraído a la mirada que configura la mirada interiror. Esa mirada interior sería el baluarte de resistencia a esa hipervisibilidad que hoy es la forma definitiva de exterminar el valeroso acto de mirar.