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Curiosidad vital, inteligencia visual innata, sensibilidad y una gran humanidad, hacen que las fotografías de Óscar Fernando Gómez contengan una de las miradas más limpias e inteligentes que hemos visto en la fotografía en los últimos años. Él fotografía lo que ve, pero lo que ve y cómo lo fotografía nos interesa a todos. Ese es el matiz y la diferencia. Su mirada no está contaminada ni por la cultura fotográfica, ni por 'lo que debe fotografiarse', ni por intereses mediáticos. Es visualmente puro y nos enseña un mundo de belleza y de dolor, de humanidad y desafecto, con toda naturalidad, sin prejuicios, con amor. Y además le gusta autorretratarse con las personas que fotografía.

Llegó a la fotografía por pura casualidad, haciendo fotos de los eventos familiares. Sus fotografías gustaban y se ... corrió la voz: bodas, bautizos, 'quince años'..., eran su trabajo. Pero en una ciudad como Monterrey, el transporte se comía sus ganancias y decidió ser taxista para poder moverse mejor, y eso a su vez hizo que se ampliaran sus horizontes vitales y visuales: descubrió el paisaje de Nuevo León y las personas que habitan el extrarradio regiomontano. Hace unos meses hizo su primera exposición en Monterrey. Ahora aquí les presentamos su primera exposición individual fuera de México producida expresamente para fotoencuentros y que será itinerante por Europa.