Descripción de la Exposición 'La distinción entre el fondo y la forma (que nunca se enuncia al revés) goza de malas referencias - o de malas vibraciones por culpa de sus referencias-. Sin embargo, nada más natural que diferenciar lo que va de lo que viene, lo que se dice de lo que se escucha, lo que está dentro de lo que está fuera. También acostumbramos a oír que, en las obras más logradas (se usa sobre todo en el mundo del cine), no es posible separar el fondo de la forma, o que para cierto fondo no cabría otra forma que la adoptada. Parece claro que esto son pamplinas analíticas, juicios predeterminados. De sobra sabemos que una misma apariencia puede dar lugar a varias salidas y atribuirse bien distintos orígenes, por no hablar de a opuestas razones. Por ejemplo, no podemos negar autenticidad a los que argumentan que la prensa dice lo mismo todos los días, aunque es evidente que esto no es así. Recordemos, porque hace juego con nuestro asunto, que también se sentencia: el que hace la ley, hace la trampa, sin pararnos a pensar que es la trampa la que precede a la ley. Los asuntos cíclicos suelen representarse en forma circular, sin que pueda aportarse una razón convincente para que sea así. Convertir en una continuidad gráfica (ya se sabe que en la pescadilla que se muerde la cola, es la cola la que goza de la elasticidad necesaria para meterse en la boca) el proceso de nacimiento a muerte para justificar un ilusionante renacer no deja de ser un apaño. Por idénticos motivos nos vemos obligados a admitir la forma sin fondo y, aunque más dificultosamente, éste sin aquella. En el mundo del arte, sin ir más lejos, suele ser más valorado el fondo, pero lo que más se comenta son las formas... y poca atención se presta a los posibles fondos de una misma forma. Los editores de prensa escrita basan su identidad en que usan la misma forma para no importa qué fondo, cuando sería perfectamente lógico que sus formas se adecuaran a cada fondo. Volviendo al tema de la reiteración circular, ésta también puede representarse rectilíneamente, que es lo que ocurre aquí; después de todo, el destino de un ejemplar de un periódico es el mismo, haya sido leído o no. Así, hablando de lo que tenemos delante, quién nos dice que el fondo más enjundioso no se halla en el papel inmaculado o en el triturado; sin embargo, jamás compramos el diario en esas formas - a las que, para confundir, se llama formatos-. Y aunque parte de lo escrito hasta aquí abona más la idea de varios fondos para una forma, en contra de lo que expresa el título, tal cosa sólo ocurre porque nos encantaría estar seguros de la forma, con el fin de que el fondo no nos abrume. De modo que, dentro del papel impreso (que es, en puridad, lo que debería conocerse como papel prensa), los sucesivos plegados que alteran su forma, disponen de una reversibilidad descorazonadora, pues, por culpa de ellos, es frecuente que no se alcance la totalidad del fondo. Por último, con respecto a quienes poseen a diario el periódico, pero no lo usan como medio de información ni de opinión, sino únicamente como forma para llevar bajo el brazo, puede que tanto devaneo les parezca estúpido y cansino. Y tal vez eso mismo acabe por ocurrir en esta exposición, donde, aunque las formas son manifiestas, el fondo nadie sabe a ciencia cierta cuál es... ni le preocupa saberlo.'