Descripción de la Exposición Desde principios de los años noventa Eduardo Valiña viene realizando intervenciones en el paisaje sin un carácter permanente. Unas acciones que no pretenden monumentalizar la naturaleza sino que son, muchas veces, de carácter efímero, y documentadas a través de la fotografía. La relación del individuo con el medio con el que convive y trabaja o el territorio en el que ha vivido y con el que sigue manteniendo una estrecha relación, serán algunos de los conceptos en los que se basa su obra, como resultado de una reflexión del devenir del ser humano y la evolución que ha tenido la cultura rural gallega. La propuesta expositiva se concreta a través de varias piezas que abordan desde diferentes disciplinas de expresión plástica los conceptos anteriormente mencionados: Fucking Land-art es una obra que se resiste a ser clasificada, ordenada o archivada, al igual que todo su trabajo, a menudo relacionado con las estéticas del Post- minimalismo que reflexionaron sobre la relación del hombre con su entorno natural, el Land art o Earth art, apostatando el artista de tal identificación. Como nos recuerda Monse Cea -en el texto Páramo, editado para el catalogo de la exposición individual del artista con el mismo nombre, en el año 2004- a diferencia de los postulados del Land art, y del Earth art, Valiña no sólo interviene el paisaje, sino que también recoge materiales producidos naturalmente o con ayuda del hombre (helechos, hierba, trozos de madera, etc.), y crea elementos plásticos que somete a una mínima manufactura sin distorsionar su identidad primigenia. El uso de estos materiales se alterna y busca el contraste con la utilización de objetos industriales, y procesos tecnológicos aplicado a su trabajo. Preside sin duda el montaje la pieza Árbol, una pieza de gran tamaño formada por los fragmentos del mastodóntico tronco de un castaño centenario. La pieza representa la acción de arrancar 4.000 kilos de historia, identidad y cultura de su entorno. Obra que nos remite a la reflexión contemporánea de la pérdida de identidad que el artista relaciona con conceptos como la muerte y el sufrimiento físico, a través de lo más íntimo de la cultura y el entorno rural gallego. La obra recrea el rito de trasladar un 'cadáver' que pretende ser signo de representación de una identidad cultural que se desvanece inevitablemente, perdiendo los pilares primigenios en los que se sustenta su cultura. El autor nos presenta, además, una serie de fotomontajes y una video-creación. La serie fotográfica adquiere una estructura narrativa. Se utilizan las cualidades de simulación del hecho fotográfico para crear la identificación, tan presente en nuestra cultura visual, entre representación del objeto, realidad y veracidad del hecho representado. Los fotomontajes funcionan, en la estructura de la exposición, como los frames extraídos de un documento de vídeo, que suelen exhibirse junto al soporte original.