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El desnudo en Pérez Comendador

Exposición / Museo Tiflológico / La Coruña, 18 / Madrid, España
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Cuándo:
31 ene de 2014 - 15 mar de 2014

Inauguración:
31 ene de 2014

Organizada por:
Museo Tiflológico

Artistas participantes:
Enrique Pérez Comendador
Etiquetas
Escultura  Escultura en Madrid 

       


Descripción de la Exposición

En virtud del convenio de colaboración firmado entre el MUSEO TIFLOLÓGICO de la ONCE y el Consorcio del MUSEO PÉREZ COMENDADOR-LEROUX de la localidad Cacereña de Hervas. Se expondrán en el Museo Tiflológico 14 obras de Enrique Pérez Comendador (Hervás, 1900- Madrid, 1981) Su formación se inicia en Sevilla con el escultor Joaquín Bilbao, en la Escuela de Bellas Artes y en la Sección de BB.AA del Ateneo de Sevilla. Pensionado por el Ayuntamiento de Sevilla y la Diputación de Cáceres estudia en Madrid con Miguel Blay. Retratista, imaginero dedicado al monumento público y al desnudo obtiene la Primera Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes en 1932. Premio Nacional en 1935 con el relieve la Muerte de Adonis y Pensionado en la Academia Española de Bellas Artes en Roma de 1934 a 1939. Tras su incorporación a la España de posguerra obtiene la Cátedra de Modelado del Natural en la Central de San Fernando en 1941. Participa como Comisario en las Bienales de Venecia y en la Exposición de Arte Español en el Cairo y Alejandría. Desde 1955 miembro de la Academia de San Fernando, y de las más importantes Academias Españolas de Italia, Francia y Portugal. Imaginero de prestigio es conocido también como escultor de la Hispanidad por sus obras de los Conquistadores Extremeños presentes en España y América. Director de la Academia española en Roma desde 1969-1974, Premio Barón de Forna en 1976. Artista, conferenciante y escritor, es sin duda uno de los extremeños más universales del pasado siglo.

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Los cuerpos estaban allí, la creencia en los dioses estaba allí, el amor a la proporción racional estaba allí. Era la capacidad unificadora de la imaginación griega lo que reunía todo esto.

Kenneth Clark

 

Pocas obras conservamos de los años de formación del escultor Enrique Pérez Comendador (Hervás, 1900-Madrid, 1981). Sabemos que empieza a dibujar del modelo en vivo en 1916 en las clases de la sección de Bellas Artes del Ateneo de Sevilla dirigidas por Gustavo Bacarisas. Uno de los primeros desnudos sedentes lo conocemos por una fotografía del taller de su maestro Joaquín Bilbao. Sin embargo las primeras obras realizadas en Madrid entre 1919-23 -pensionado por el Ayuntamiento sevillano- son conocidas a través de la prensa madrileña. Blanco Coris presentaba en El Heraldo de Madrid al joven 'Pensionado de escultura por Sevilla' en su estudio de la C/ Jardines junto a sus primeras realizaciones: Nazareno, retrato masculino y dos desnudos femeninos, La Cachola y Busto de gitana. De 1923 un delicado bronce de figura juvenil ligeramente inclinada que será publicado en la Esfera por José Francés con motivo del Salón de Otoño- 21 noviembre de 1925- 'el boceto es además una de las mejores obras de la sección... bastará para acreditar al notabilísimo escultor... de maestría en el oficio y de buen gusto estético'. Muñoz San Román, en La Esfera del 16 de agosto de 1924 nos presenta a un joven Comendador dedicado al retrato y a la obra religiosa y solícito, durante estos años, a los encargos de la familia del Duque del Infantado, de los Marqueses de Borgheto en Madrid y Foronda en Barcelona, o del empresario Luis de Careaga en Bilbao. Obras de juventud con las que va adquiriendo notoriedad en los ambientes madrileños.

 

Restablecido de una larga enfermedad, tras la ejecución del Monumento a Gabriel y Galán, reaparece en la escena artística en 1927, su estilo se afianza en la concreción de sobrio modelado y en la apetencia por la robustez tectónica de la forma, que se traduce en una clara serenidad.

 

Collantes de Teherán en el Heraldo de Sevilla de 2 de marzo de 1929 destacará las dos figuras femeninas para la Fuente de San Diego, en una de las entradas a la Exposición Iberoamericana, considera especialmente 'el Cielo de Sevilla', como clara promesa de lo que se espera del joven escultor extremeño.

 

El desnudo femenino de 1930 en el que se anuncia la ansiada robustez formal, le valdrá la Segunda Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes y los desnudos 'Ondina', y el relieve 'La Piscina', tallados en mármol y piedra de gran pureza y síntesis en los volúmenes, obtienen la Primera Medalla en la Nacional de 1932. _ Gil Fillol el 26 de mayo de 1932 titula su nota en la prensa madrileña 'los cuerpos vivos de Comendador':

 

'Desnudos de mujer de los que antes se llamaban 'apretados' para indicar el celoso aprecio de la forma...construye como pocos escultores contemporáneos'

 

Comendador, inicia la década de los treinta convertido en uno de los valores de ese nuevo clasicismo, resultado de la vuelta al orden que protagonizaron Despiau y especialmente, Arístides Maillol. Atento también a la renovación de la escultura española de los años veinte, a esa búsqueda de valores más permanentes de los Inurria, Clará, Quintín de Torre, Mogrovejo, Capuz, Julio Antonio, Mateo Hernández o Victorio Macho.

 

En este momento tiene su estudio en la C/ La Lista junto al de Arturo Souto y Emiliano Barral y próximo a los de Lorenzo Coullat Valera y al de su amigo, el pintor sevillano, Javier de Winthuysen.

 

Tras los éxitos en las Exposiciones Nacionales y ante el inestable panorama español, Comendador, decide proseguir su formación en la Academia Española en Roma. La promoción de 1934 la integraban: José Muñoz Molleda (Música), Balbino Giner (Pintura), Arturo Souto (Pintura), Ignacio Hervada (Arquitectura), Honorio García Condoy y Enrique Pérez Comendador (Escultura). A la llegada de Comendador el Director de la Española era D. Ramón del Valle Inclán. Pese a las dudas iniciales, Comendador vivirá en Roma una de las etapas de más interés en su trayectoria y definitiva en el estudio y realización de desnudos, participando en varias exposiciones y con sala propia en la Bienal de Venecia de 1938.

 

Campesina de 1934, realiza varias versiones en barro, bronce, mortero y mármol. En esta obra es fácil apreciar una intención levemente deformadora del volumen con la que entraron en la obra de Comendador las preocupaciones de la plástica de su tiempo: superficies rugosas, ensimismamiento de la figura. Obra con la que se aproxima a las tendencias presentes en la pintura de Togores o Picasso o a las esculturas de Manolo Hugué y que sirve a Comendador para distanciarse de los restos de realismo minuto que pudieran quedar de sus obras de juventud.

 

Desnudo sedente, pequeño mármol de 1936. El cuerpo representado se distancia ahora de la dependencia del modelo concreto, la forma continente de belleza y reposo se trasmuta en generadora de esa vida latente que para Rodin debía tener la obra de arte.

 

Veneciana, busto femenino de senos desnudos en el que el espíritu queda recogido en el volumen concreto, absorbido por completo en la forma corporal. Lafuente Ferrari, afirmaba en 1947: 'en pocas obras de la escultura contemporánea española se había conseguido una unidad interior, una coherencia sustancial, signo supremo de la verdadera obra'.

 

La policromía al fresco sobre mortero -que en este caso utiliza un grano grueso de arena que le permitió insistir en los aspectos texturales del conjunto- es una de las aportaciones técnicas materializadas durante su pensionado romano: Novia romana, Pierina. Si bien siguió empleando y realizando diversos ensayos de policromía a la española sobre materiales diversos: barro, piedra, madera y mortero, en Fray Pietro, el relieve 'Muerte de Adonis'- Premio Nacional de Escultura en 1935-, retrato de Vera von Ritcher o el motivo principal de la composición de desnudos titulada Sansón y Dalila. Una policromía caracterizada por una selección de tonalidad discreta, una contención y un gusto con los que se aleja del realismo excesivo. En alguna de ellas y con la misma intención, utilizará el recurso de dorar los cabellos, como en La Candelaria de 1933, de forma similar a los imagineros sevillanos del Siglo XVI.

 

En los años romanos 1934-39, Comendador busca y ensaya, particularmente en la serie de desnudos femeninos, calidades rugosas y vibrantes, múltiples variantes en la policromía, poses y temas de un atrevimiento que no volveremos a ver en su obra tras su incorporación a la España de postguerra. Obras penetradas de sí mismas que culminan en la 'Mujer del cántaro', cuerpo firmemente asentado, aplomado, imagen de una emoción contenida de sobrio modelado resuelto en una suprema síntesis expresiva. El pensionado se cierra con otros dos desnudos femeninos: Amanecer y Juventud, obra está última que será elegida por Comendador para su presentación en la Academia de San Fernando en el acto de recepción como Académico en 1957.

 

La vuelta a Madrid en agosto de 1939 supone un giro en los intereses de Comendador, apuntados ya en Roma, claramente decidido a retomar la imaginería y el monumento público.

 

En 1941 Comendador ingresa en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando como Catedrático de Modelado del Natural y Composición, cátedra ocupada hasta mediados de los treinta por su maestro Miguel Blay, en ella permanecerá hasta 1972. Su ingreso por oposición juzgada por tribunal presidido por Capuz, tuvo como oponente a Ortells, consistiendo los ejercicios en el dibujo de un esclavo de Miguel Ángel, el modelado de un relieve, Comendador elige el Nacimiento de Venus y un desnudo masculino de gracia y gusto italiano que titula 'el estío'. Durante su larga labor docente se formaron en la Escuela de San Fernando importantes escultores: Eduardo Capa, Venancio Blanco, García Donaire, César Montaña, Martínez Bueno, Galán del Amo, Luisa Granero, Cruz Solís, Carmen Jiménez, José Carrilero o Castrillón, entre otros.

 

Maja de 1947 y fundida en bronce en 1954, obra cuya referencia directa está en el Serenero desnudo femenino de 1938. Un cuerpo juvenil firme y elástico, silueta que acusa un marcado contraposto. Una obra deliciosa y coqueta que suma al anhelo que en el rostro expresan ojos y labios, la disposición y dirección de brazos y manos, muy distante ya del ensimismamiento de los precedentes desnudos romanos.

 

Seguimos este recorrido por el desnudo en la obra de Comendador con el bronce, el sembrador de 1964. Figura masculina que se distancia de las versiones más dinámicas de este tema, presentándose erguida, frontal y aplomada como clara metáfora de la fecundidad.

 

Desde el Renacimiento el cuerpo desnudo se había convertido en portador de cualquier idea o concepto por sublime que fuese, la concepción clásica de la escultura de Comendador contará una y otra vez con la presencia del desnudo en sus obras, sean de carácter religioso: San Sebastián y Cristo de la Buena Muerte; o en las de carácter alegórico, histórico y monumental: Escudos del Banco de España, Relieves Alegoría al Conquistador, Alegoría a Extremadura. En dos de sus obras monumentales, el desnudo salta al primer plano, las alegorías de la Tierra y el Guadiana para la fuente monumental de Don Benito de 1965-67, con claras referencias al Dionisos del Partenón y no exenta de incomprensión hacía la desnudez en el primero de los bocetos de la tierra, explicita representación de la fecundidad. Y el desnudo ágil y veloz titulado anticipación con el que corona el Monumento a Gómez de la Serna en las Vistillas a principios de los años setenta.

 

Dos pequeños desnudos femeninos en bronce realizados entre 1970 y 1975 junto a la figura del Manantial para la Caja de Ahorros de Sevilla, el pequeño boceto para una fuente y varios relieves femeninos, incluido el relieve de las tres gracias realizado poco antes de su muerte en 1981. Son todas piezas que nos hablan de una cierta recuperación del desnudo de pequeño formato; una producción pareja a su estancia en Roma como Director de la Española y justificada en parte por los cambios en la situación sociopolítica del país y por la aparición de nuevos gustos, pero lejos ya de las ambiciones artísticas de Comendador en la década de los treinta.

 

Algunas de las obras aquí reseñadas y que jalonan la dedicación de Comendador al desnudo, especialmente femenino, se encuentran en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Academia Española de Bellas Artes en Roma, Museos de Venecia y Roma, Museo Nacional de Escultura de Valladolid, Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo y Museo Provincial de Bellas Artes de Badajoz, Museo Arqueológico, Museo Pedrilla de Cáceres y Museo Pérez Comendador-Leroux en Hervás.

 

César Velasco Morillo

Director

Museo Pérez Comendador-Leroux

 


Imágenes de la Exposición
Enrique Pérez Comendador, Autorretrato

Entrada actualizada el el 26 may de 2016

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