El cosmos precolombino se inscribe en el contexto de una búsqueda de las raíces ancestrales americanas y sobretodo de Nicaragua: figuras humanas, máscaras, deidades, ídolos, colores y líneas; en definitiva son complejas composiciones de pintura, aparentemente estáticas, que nos hacen pensar en carnavales tropicales de máscaras y disfraces. Ritos salvajes llenos de magia y misterio: una penumbra de mitos y temores. En el mensaje de Javier Sánchez hay un mundo que reconoce la conquista, y posteriormente la Colonia, pero que a su vez no cesa de actualizar y reactualizar sus orígenes mesoamericanos, sus tradiciones, sus ritos y sus máscaras. Máscaras que atestiguan el dualismo que obsesiona a este artista que ha estudiado en Madrid y París, es decir que sabe del arte occidental, pero hace una simbiosis mostrando siempre una fidelidad a sus raíces nicaragüenses.