Descripción de la Exposición No hay expresión artística que comunique tanto como la pintura. Un acto que no necesita de las palabras para salvar el puente invisible que nos separa de los otros, sea cual sea el lugar y el siglo en el que esta comunicación se haga color y forma. Los cuadros de Agustina no dejarán nunca de sorprendernos. Ojalá que contáramos con la mitad de pasión por la vida que ella demuestra en cada uno de sus gestos. Sus lienzos son un reflejo honrado de lo que ella es, con la sinceridad por delante. Los protagonistas de sus cuadros, las personas y los objetos, al igual que Agustina, guardan una historia secreta dispuesta a ser contada siempre que el que está al otro lado esté dispuesto a mirar. Sus retratos, sus bodegones son poemas abiertos a la interpretación de quien los contempla. Yolanda Delgado ---------------------------------------------------------- Discípula de Laxeiro, el artista que ha marcado la pintura gallega del siglo XX, Agustina Álvarez recupera en su pintura, con gran dignidad, el papel de una figuración tradicional, a medio camino entre la École de París y los principios de una gramática personal que le permiten reforzar una mirada singular con respecto a la vida. Y ésta se proyecta en los objetos humildes, en los que delimitan espacios con las naturalezas muertas de siempre que rinden culto a la memoria de las pequeñas cosas, pero que, en definitiva, logran convertir lo anodino en un acto de particular ternura. En este sentido sus bodegones son verdaderas metonimias, narraciones sencillas que emiten mensajes de una cotidianidad que la pintura hace trascender: lo insignificante adquiere un sentido y nos habla de un mundo privado que cualquiera puede leer como propio. Por ello el valor del tiempo es un activo que sitúa la citada memoria en el lugar de los momentos que construyen la vida: así discurre la hora de la lectura, la presencia de la lechera, un rincón de la casa, una butaca fetiche, un día de verano, una niña comiendo un helado de fresa o los músicos en el parque. Y es en ese relatorio donde Agustina Álvarez transcribe su fijación del tiempo a base de imágenes que describen su propio valor, imágenes y objetos construidos con un corpus técnico elaborado con una pintura empastada y una notoria fidelidad al dibujo y al análisis de su geometría como fragmento, fiel a una realidad que la artista intuye como el verdadero motor tanto de su experiencia cromática como de los elementos plásticos que definen su consideración de la composición como el ordenamiento escrupuloso de un relato. Antón Castro
Premio. 27 ene de 2025 - 10 mar de 2025 / Vitoria-Gasteiz, Álava, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España