Descripción de la Exposición Mar Solís realiza una nueva muestra individual en la galería Raquel Ponce. Continuando con la dinámica habitual de su trabajo, Solís elabora una serie de obras en las que el espacio que se crea entre las esculturas es tan importante como estas mismas y mucho más en las dinámicas tanto espaciales como conceptuales de esta nueva colección.
La escultora ha tenido, desde sus primeras exposiciones, un especial empeño por hacer participar el espacio en sus obras, creando así un lugar en el que el espectador pueda relacionarse con la escultura. Entrantes y salientes, huecos y materia forman en un mismo nivel el material de su escultura, como ocurría en “Encuentros con la pared”, su anterior individual en la galería. En aquel caso las obras descendían del techo, creando espacios angostos y “peligrosos”, acentuados por el frío y cortante material de las mismas, alejado de la “amabilidad” de sus trabajos en madera de otras series.
Este caso, la nueva colección vuelve a ese diálogo con el espacio, quizá más ambicioso si cabe, aludiendo a una nueva forma de lugar. Un paseo entre el cielo y el fuego nos habla de otros asuntos, incluso más profundos. Solís establece un juego dialéctico entre su escultura, las sensaciones del espectador y el propio espacio de la galería. Aprovecha la planta baja y el sótano para esta dialéctica de los espacios y, atendiendo a la tradición de la Historia del Arte, sitúa el cielo arriba y el infierno –el fuego en este caso- abajo. Ahora su escultura, más que crear un espacio para el diálogo con el espectador, invita a éste, como si en un viaje dantesco se tratara, a bajar del cielo a los infiernos, a descender al mismo corazón de la escultura. Si arriba las piezas se hacen transitables, lo narrativo y teatral de la parte de abajo nos pretende introducir en un mundo de luces y silencios, en la magia de lo que sin ser pretende hacernos creer en su realidad misma.