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El Chinero, un cerro fantasma

Exposición / Museo Experimental El Eco / Sullivan 43 Colonia San Rafael. Del. Cuauhtémoc / Ciudad de México, Distrito Federal, México
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Cuándo:
23 abr de 2022 - 26 jun de 2022

Inauguración:
23 abr de 2022 / 13:00

Comisariada por:
Michel Blancsubé

Organizada por:
Museo Experimental El Eco

Artistas participantes:
Bani Khoshnoudi

ENLACES OFICIALES
Web 

       


Descripción de la Exposición

La piedra no dice mucho porque sus signos elementales no se destacan lo suficiente; es una palabra garabateada, mal escrita; hay letras, lo sabemos; sin embargo, no podemos descifrarlas. Théodore Simon Jouffroy (1845) ------------------------------- Los hechos al origen de este proyecto ocurrieron a principios del siglo pasado. Se dice que tuvieron lugar al pie de un cerro situado al sur de Mexicali, en Baja California. La elevación en cuestión se llama El Chinero, probablemente en memoria de los chinos y otros asiáticos que supuestamente murieron en su sombra, aunque no existe ninguna escritura precisa que de fe de esa denominación ni de esos acontecimientos. Se suele pensar que los primeros grupos humanos fueron itinerantes antes de establecerse de manera permanente en comunidades en sitios escogidos a menudo cerca de fuentes de agua, mar y ríos: el nomadismo antes de la sedentarización. Dicho esto, a lo largo de la historia se han producido grandes y numerosos movimientos de población. Huir de las guerras, de los desastres climáticos, de las epidemias, de las hambrunas y de la mala gobernanza en general han provocado éxodos repetidos desde siempre. La supervivencia y la búsqueda de mejores condiciones de vida son los principales motivos de los migrantes para migrar. Describir estos fenómenos en el pasado para iluminar y pensar el presente es un método que usan artistas, historiadores, periodistas y pensadores en general sin ninguna restricción. Bani Khoshnoudi, artista y cineasta de origen iraní, trabaja desde hace varios años en el tema de la migración. ¿Cómo evocar y tratar de restituir hechos que datan de hace más de un siglo y que casi sólo de boca en boca ha conservado la memoria? ¿Cómo descifrar testigos mudos que son piedras en un paisaje desolado? ¿Cómo ver lo invisible en lo visible, lograr distinguir hoy en el lugar mismo lo que ha pasado y desaparecido? Estos temas apasionaron y alimentaron gran parte de la reflexión estética al inicio del siglo XIX. Fotografiar desechos esporádicos que demuestran presencias humanas en algún momento en este sitio desértico participa de esta tentativa de capturar el saber del lugar. Aunque no explícitamente enunciada, la tentación de encontrar objetos hipotéticamente protagonistas de lo ocurrido que casualmente cruzaron el tiempo, es real. Un cactus estira sus largas hojas secas sobre un suelo árido. Una cámara de 16 mm interroga lentamente la línea rota de un límite, acariciándola, límite entre tierra y cielo donde uno acaba cuando el otro inicia. Aunque cada vez con más dificultad, la naturaleza sigue absorbiendo nuestra historia, la digiere, la borra y también la guarda, a veces, escondida en sus pliegos y abismos. El blanco y negro usado revindica de antemano una ambición estética. También genera automáticamente el sentido que estamos dirigiendo nuestra atención al pasado. Convertir El Chinero en santuario, de teatro de acontecimientos trágicos a santuario. Al mismo tiempo cuestionar otra vez la imposibilidad del monumento. En lugar de permitir recordar, el monumento entierra a menudo por segunda vez lo que está supuestamente encargado de mantener vivo. El argumento avanzado para justificar la construcción de tales memoriales dice que recordar los peores momentos de la historia hace que no vuelvan a ocurrir. Tocamos aquí otro límite: el de la retórica política. Desafortunadamente, todas las estatuas, todos los mausoleos y otros lugares conmemorativos construidos para, por ejemplo, honrar la memoria de las víctimas del Holocausto –el genocidio más citado del triste panorama– no pudieron evitar el genocidio de Camboya ocurrido durante la segunda mitad de los años 1970 ni el de Ruanda en 1994. Michel Blancsubé ------------------------------- De origen iraní, Bani Khoshnoudi estudió arquitectura, fotografía y cine en la Universidad de Texas en Austin. Es directora de cine y artista visual cuyo trabajo aborda el desplazamiento, la historia del exilio, la violencia y la memoria colectiva. En 2008, fue invitada al prestigioso Independent Study Program del Whitney Museum of American Art y su trabajo ha sido exhibido en lugares como el Centro Pompidou y la Fundación Cartier en París, el ICA en Londres y la Fundación Serralves en Porto y en galerías como Art in General en Nueva York y el Townhouse Gallery en Cairo. Su película ensayo, THE SILENT MAJORITY SPEAKS figura entra las 10 películas indispensables según la curadora Nicole Brenez y fue incluida en la exposición “Sublevaciones” del filósofo Georges Didi-Huberman en el Museo Jeu de Paume a París. ------------------------------- Michel Blancsubé es curador independiente con base en la Ciudad de México. Fue asistente de curaduría en el Musée d’art Contemporain de Marsella (1996-2001), jefe de registro (2001-2012) y curador (2006-2015) de Fundación Jumex arte Contemporáneo.


Entrada actualizada el el 21 abr de 2022

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