Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- PNEUMA Mareta Espinosa ha pintado una soberbia serie de neumáticos abandonados en un vertedero. Los neumáticos aparecen en sus cuadros como cuerpos despojados, como cadáveres hediondos, abiertos por su centro. Imagen del despojo y del abandono, pero imagen también de la condición humana. Cuerpos sin vida 'sin alma', acumulación de cadáveres y restos, imagen y sombra de nosotros mismos. Puede que la visión del vertedero suscite en nosotros la melancolía por las patologías de la Modernidad. El destino del consumo compulsivo y la destrucción medioambiental parecen encontrar allí su moraleja final. Frente a las seducciones de la publicidad y los escaparates de la producción, el vertedero ejemplifica el resultado objetual de la fascinación consumista. Sin embargo, la dignidad moral que Mareta Espinosa le otorga a sus imágenes, convierte estos despojos arrojados en emblemas de la propia condición humana. Sus apilamientos de neumáticos nos hacen recordar aquel cúmulo de ruinas de la historia que contemplaba con estupor el ángelus novus de Paul Klee, según la bellísima lectura de Walter Benjamin. Si el arte contemporáneo no puede ya proporcionarnos consuelo ni gratificación puede y debe al menos seguir convocando la imagen de la desolación y la derrota, no para mostrar que no hay redención ni salvación posibles, sino para recordarnos la tormentosa verdad que debe seguir sacudiendo a nuestro tiempo: la del fracaso en la realización racional de una sociedad igualitaria, libre y justa. Carentes de vida, sin pneuma y sin alma de ningún tipo, los neumáticos arrojados y amontonados en el vertedero, ejemplifican entonces en su desolación el signo dramático de nuestro tiempo. Sólo siendo fieles a la amarga realidad de este fracaso podemos acariciar todavía la esperanza en la posibilidad de una humanidad reconciliada. Tal vez se trate de un nuevo mesianismo, pero estos cuerpos yacentes aquí, sin vida, esperan también un día ser resucitados. Miguel Cereceda Febrero2011 ... Este arte protección, especie de realismo metafísico, de racionalismo mágico, de poética existencial, es a mi juicio, el único arte político, social, revolucionario. Porque el mundo no se cambia con el arte, sino con los hombres que el arte ha cambiado... Jorge Oteiza (*) (*) ?Oteiza?. Pág. 40, de Miguel Pelay Orozco. Ed Gran Enciclopedia Vasca, 1978 Al visitar este septiembre pasado, la Fundación El Dorado en Quintanar de la Orden con motivo de su nuevo festival, dos grandes cuadros de Mareta Espinosa me atrajeron de una forma especial, a Antonio le ocurrió lo mismo por lo que le propusimos a la pintora exponer en nuestro espacio de El Escorial. En el estudio de Mareta quedé muy confortada comprobando el potencial plástico que ella había sabido extraer de una material tan..tan poco pictórico a primera vista. La poética del viaje, como si el neumático fuera consciente de la ilusión que genera el desplazamiento, la acumulación de las gomas labradas parecen a veces pulseras o collares gigantes cinceladas por orfebres del Atlas, ¡cuantos dibujos distintos dejan infinidad de huellas en las calles nevadas!, land-art efímero en estos días de invierno. ¿Qué poder tienen estos neumáticos abandonados que me han llevado a releer a Oteiza para confirmar en su palabra luminosa razones de mayor calado que mi propia intuición? Mi recuerdo de Jorge en Irún disertando sobre el descubrimiento de la rueda y sus cosecuencias para la evolución del hombre y enlazando a esta con el carro vasco, al vacío, al dinamismo de la acción humana, a la búsqueda de soluciones en redondo (aquella conferencia en 1957 organizada por la Revista Oral AYA, creación de mi hermano Jesús, no dejó a nadie indiferente). Mareta Espinosa es una artista valiente que se merece estas palabras proféticas de Jorge Oteiza. Por eso han salido a mi encuentro cuando le consulté antes de dedicarle este escrito. Margarita de Lucas Enero 2011
No es vano el titulo que Mareta Espinosa ha adjudicado a su últimos trabajos que ya conocimos en principio en la presentación que de ellos hizo en El Dorado el pasado mes de septiembre, El Cementerio de los imprescindibles , refiriéndose a los neumáticos de coches que la pintora en un sentido nostálgico y contemporáneo pop traslado a sus lienzos y papeles.
Toda la cultura occidental se alimenta de la idea de que el principio vital es el aliento. Todavía seguimos dando ánimo a los deportistas y diciendo de un moribundo que ?exhaló?, queriendo significar que perdió la vida, como si el hálito o el aliento fuesen su verdadero soplo vital. La relación directa entre la respiración y la vida estableció en la tradición antigua la convicción de que el principio vital tenía que ser necesariamente algo ?espiritual?. Pero, lo mismo que ?spiritus? no era en realidad más que la respiración, el ?animus?, que da lugar tanto a nuestro ?ánimo? como a nuestra ?alma? no significaba otra cosa diferente que el ?aliento?. La propia palabra griega con la que se designaba el alma (psiqué) no es en realidad más que un soplo, de modo que finalmente toda psicología debería ser en realidad una pneumatología. Servirse entonces de la imagen del pneumático para ejemplificar el destino de la vida contemporánea puede no ser solamente una metáfora.
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España