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Ejercicios de modelo

Exposición / Juan Manuel Lumbreras / Henao, 3 / Bilbao, Vizcaya, España
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Cuándo:
02 may de 2014 - 13 jun de 2014

Inauguración:
02 may de 2014

Organizada por:
Juan Manuel Lumbreras

Artistas participantes:
Alberto Rementería
Etiquetas
Pintura  Pintura en Vizcaya 

       


Descripción de la Exposición

Ejercicios de modelo son trabajos hechos por el artista vasco, para su clase de pintura de la Facultad de Bellas Artes, con el tema del Modelo del Natural, en un momento y unas circunstancias determinadas y que hasta ahora nunca han sido expuestos en público.

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Ejercicios de Modelo, son trabajos hechos para la clase, en un momento y unas circunstancias determinadas, que hasta ahora nunca han sido expuestos en público. Se realizaron, más o menos entre los años 1997 y 2003 y como se ha dicho, en una situación especial. Son momentos de trasformación de planes de estudios, de pro-puestas de nuevas asignaturas, de cambios de rumbo en las expectativas de lo que te puede ofrecer a ti la pintura, y de lo que tú puedes ofertar a los que vienen después.

 

Cuando entré en Bellas Artes en 1971, era un 'moderno', un moderno de pueblo, de Eibar concretamente, que desde los concursos de pintura al aire libre, había evolucionado hacia la abstracción (mi referente era Manolo Millares). De manera, que mi tránsito por la carrera, por asignaturas como las de modelo, fueron puramente testimoniales, en el sentido de presentarme a los exámenes e irlos pasando, sin tener especial interés en el tema. Digamos que en pintura, llevaba una trayectoria paralela. Resumiendo, se podría afirmar que mi formación en Bellas Artes, no fue precisamente demasiado académica.

 

Mi evolución posterior, hizo que me identificara con posiciones que planteaban un rechazo a toda gramática a priori, a todo reconocimiento de estilo. Parafraseando a Arroyo: 'la obra mal hecha tenía para mí, un alcance más intenso, en el deseo de trabajar sin red'. Concebía la pintura, desde la necesidad de olvidar sus normas, de ir en contra. Esas reglas sustituían los recursos, como la emoción, y lo cambiaban por lo ya asumido como categoría estética, lo bello, lo correcto. La idea era violentar la lógica del proceso para conseguir algo distinto.

Algo parecido a esto, es a lo que se refería Kirkeby cuando hablaba del 'cuadro malo y no visto', como una metáfora.

 

'Creo que fue Picabia quien dijo que un pintor es un 'homo ludens', que hace de todo y que sólo pinta los domingos, o con la mano izquierda detrás de la espalda, para pintar un cuadro que jamás se ha visto y que es muy malo. Es algo que solo se puede definir con palabras generales o estúpidas, es un cuadro que no se rige por las reglas externas, que no tiene que tener buena apariencia ni ser de mucho efecto, pero que está regido por una necesidad interior. Es como todo lo que se puede decir sobre el arte, una paradoja. Pero esa paradoja, esa idea imbécil, es un motivo para pintar una idea puramente subjetiva'.

 

Cuando Dokoupil dirigió el curso de pintura en el Circulo de Bellas Artes de Madrid (año 89) la propuesta a los alumnos de su taller, resultó de lo más paradójica. Les propuso, algo así como, que intentaran hacer un cuadro, lo más horroroso que pudieran. Que era una manera de decirles que intentaran columpiarse en la cuerda floja, que trataran de hacer lo que no sabían. Que trataran de olvidarse de lo que habían aprendido hasta entonces en pintura, para intentar sentirla. Pues el valor de una obra no estaba en su corrección, sino en la capacidad que pueda tener de emocionarnos, en su sentido más amplio.

 

Como pintor, he tratado de perseguir una postura de cierta inseguridad, de no querer saber lo que se debe o no se debe hacer en cada momento, de buscar la ruptura de la norma para encontrar soluciones diferentes. Siempre he defendido la actitud del pintor aficionado, del 'homo ludens', del aficionado que tiene la ilusión por pintar, aunque lo que pinte sea una tontería. Porque el acto de pintar, en sí mismo, es un acto lúdico, es algo gozoso que nos retrotrae a sensaciones placenteras. Normalmente, un aficionado es un pintor que trata de hacer lo que no sabe, pero insiste en buscar esa emoción, que pintar algo sin trascendencia, le ha producido. De intentar reproducir, copiar, algo, que no se creía capaz de hacer. En realidad, el aficionado, como un niño, está descubriendo con sus ojos un mundo nuevo, un mundo suyo, que sólo el puede reconstruir, porque sólo el está teniendo esa experiencia, que es absolutamente subjetiva.

 

Es muy normal que el alumno que entra en Bellas Artes, tenga toda la ilusión del mundo por pintar, porque le atrae el tema y tiene afición. Con el paso del tiempo esa ilusión va poco a poco deteriorándose. A medida que va recibiendo información, su capacidad de sorpresa va mermando, y ese 'homo ludens', se convierte en 'homo serius', y va dejando de pintar, por tener suficientes pistas de que lo que hace no es muy serio y, además, es una 'mierda' que no está a la altura de lo que se espera de él, de su respetabilidad.

 

Hacia 1997, me planteo dar un tipo de asignaturas con el tema del Modelo del Natural, que durante la carrera, no me había cautivado demasiado, (hay que tener en cuenta, que yo seguía siendo un 'moderno'). El reto era, hacer atractiva una asignatura, que a priori, no me resultaba interesante. Se trataba de hacer, lo que en principio, no sabía hacer, o no me había salido de mis santas narices hacer. Se trataba de obligarme a pintar, lo que no había querido pintar. De intentar hacer atractivo, lo que no me había atraído. Y para ello, tenía que plantearme a mí mismo las propuestas que luego iba a plantear a los alumnos.

 

Los trabajos que presento en esta exposición son el resultado de esa experiencia. Son ejercicios que intenté realizar, poniéndome en la piel de los alumnos. Como era algo novedoso, reconozco, que me lo pasé bastante bien. Hacía mucho que no me regodeaba tanto con la cocina, con los procedimientos pictóricos, o con las estrategias para conseguir imágenes atractivas, a partir de la combinación de elementos más sencillos. Era como volver a jugar con otro tipo de cartas pero sin renunciar del todo a esas pequeñas agresiones, a ese tipo de 'maldades', como la ruptura de cuellos, o propuestas inacabadas, que parecen estar en mi ADN.

 

Estos cuadros, con sus contradicciones y paradojas, han estado ocultos en el túnel del tiempo, entre diez y quince años. Ahora, que se da un cambio de ciclo significativo en mi trayectoria, es importante mostrarlos. Entre otros motivos, como homenaje al gremio de modelos, no siempre suficientemente valorado por los 'modernos' como el que suscribe.

 

Al fin y al cabo ¿no habíamos quedado en que el arte no es más que una paradoja, una contradicción -sobre todo en los momentos que vivimos- que nos obliga a revisar nuestra actitud permanentemente?

 


Imágenes de la Exposición
Alberto Rementería

Entrada actualizada el el 26 may de 2016

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