Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- Una gran parte de las prácticas artísticas actuales carga en su propia estructura con un momento reflexivo. Es aquel que tal vez se encendió notablemente con el furor de las estéticas convencionalistas de los ochenta: las obras son, entre otras cosas, un pastiche de significantes más o menos consumibles que los artistas pueden manipular. Esta serie de pinturas da cuenta de esa fascinación fetichista por las imágenes y procedimientos en tanto que signos de consumo, y manifiestan -en su exitosa circulación social- un momento de reflexión contemplativa sobre su propia cosificación. Es decir, sobre su propia participación en lo que Foster llamaría la pasión del signo. El ordenamiento de los elementos en cada pintura, puesto en relación con la configuración del entorno en el que se enuncian (Los epígrafes, el título de la exhibición, etcétera) parece coquetear con el símbolo y la narración. Sin embargo, al mismo tiempo, también explota el dominio del material y el pastiche histórico, dando cuenta de una conciencia convencionalista actualizada. Parte de la estrategia para la estabilización de estas obras en tanto que unidades estéticas, consiste en esta tensión entre símbolo y alegoría, entre tema y conjunto de procedimientos, significado y significante. Así, cada una de ellas remite a tradiciones de diversa edad, procedencia, e incluso disciplina (es pintura, pero también es grabado y dibujo). Son montajes ambiguos capaces de estimular al espectador que se identifica con la pintura tradicional pero también a aquel que está al tanto de las tendencias de disgregación simulacral del pop warholiano y las prácticas irónicas posteriores. En definitiva, aparecen como ejercicios formales y procedimentales, pero además como ejercicios de construcción de una arquitectura de signos. Los significantes son fragmentarios, disociados de su sentido previsto, los referentes aparecen extrañados de su contexto. Tanto la melancolía en tanto que temática, como la misma problematización sobre la referencia aparecen como signos que podrían apasionarnos.1 Juan Gugger, noviembre -2012- 1 Por ejemplo, la pérdida de información de detalles que ocurre en la transferencia al lienzo puede leerse como una tensión reflexiva entre signo y significante, entre superficie y representación, como un engarce con la lógica de suspensión del referente del más sesudo arte moderno, pero también como melancolía representada: son imagenes familiares pero distantes memorias borradas, naturalezas muertas podría decirse.
Nueva individual del artista en la galería.
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España