Descripción de la Exposición
Comenzando una teoría
A lo largo de los años, hemos coincidido con la escritora brasileña María Alzira Brum en ferias de Arte o del Libro. Eventos lejanos. Otros encuentros los hemos provocado nosotras mismas, confabulando nuestra red de afinidades en torno a la teorización y la fantasías alrededor del arquetipo del Duende. Solo un duende puede reconocer a otro duende. Duendes riéndose de su propia denominación. A las dos siempre nos han dicho que parecemos duendes.
Siempre que podemos nos vamos por las ramas de una teoría en constante mutación sobre el “quehacer duende”. ¿Qué sería? Un libro. Un collage. Un arbusto deforme como metáfora de nuestra creación y las otras; como una forma de leer los procesos creativos, una forma de relacionamiento, un comodín filosofal especulativo, divertido, un modo de vida. Aparece y desaparece.
Los duendes son, ante todo, lenguaje. Formas mutantes de ordenar, producir y leer textos. “Figuras que son textos. Textos que son figuras”, esa es la tesis de María Alzira. Yo pienso más lo del Duende que se mueve errante en las fronteras, lo huidizo, lo esquivo, lo intermediario, traductor entre planos... agarro más para ese lado sin perder de vista el objetivo principal del Duende: Guardian de la materia. Custodios de riquezas ocultas. Trampas. Despistes. Ermitaño y aventurero. Un equilibrista entre la inutilidad y el tesoro, entre el detalle minúsculo y la fantasía expansiva. Cambia el valor de las cosas. Elevar lo insignificante a la categoría de joya o despoja de importancia a lo que se tenía por sagrado. ¡Qué ganas de molestar!
Durante años, mi autopercepción artística estuvo anclada en el arquetipo del Bufon, habitando, conceptualizando y creando desde ese rol. Muy interesante la experiencia hasta que empecé a dar bola el Duende, un arquetipo vecino, sin tanta carga moralizante. Una cosa traía la otra, pero el Duende se interpone. Hace movimientos dobles. Por un lado, puede entenderse como una creación impetuosa de la tierra, de un lugar específico. Pero también representa lo transitorio. Un lugar de fuga. Un territorio movedizo con coordenadas inciertas.
El Bufon en su previsibilidad, está marcado por el drama, por el lugar que le da en la sociedad, el espacio que se le autoriza para actuar y todo eso. La gente que trabaja con el humor lo entiende perfecto. El Duende está un poco corrido. No necesita el chim pum, la resolución. El Duende es una figura mas fluida y dinámica, que se mueve entre la ansiedad y la energia creativa, manteniéndose en constante cambio y transición. Esto lo convierte en un motor vital. El Duende es rotativo, cambiante, no definitivo. El Bufon esta atrapado. El Duende, al no ser atrapable (peor igual entra y sale), trae al juego lo impredecible, la chispa creativa. Sino es todo muy asfixiante. Al duende eso no le gusta nada.
El collage, como una de las posibles practicas artísticas del Duende, es un acto de creacion que se resiste a la coherencia. “Coherencia” como esa ilusión humana de crear orden. El quehacer duendil abraza la desorganización y el caos. Cada pieza es un disparador, no un elemento que se somete a una única verdad. ¡Pero tampoco hay que ponerse tan así! Generalmente todo esta muy entreverado. Una acumulación con un orden. Hay que poner y quitar ejes, darle forma, darle relato. En el caos de los objetos, en su desorden, hay historias esperando.
Los duendes reencantan objetos sacándolo de su contexto o devolviéndoles su brillo perdido. Encantan las casas. El encanto de la materia bruta sin valor intrínseco pero que, al ser transformada, cobra una nueva significación. Los duendes proponen acertijos, escondites y trampas que pueden inmovilizar nuestra mente, nuestra atención, impidiéndonos avanzar. ¡Cuidado! Esa metáfora también habla, entre otras historias, sobre la obsesión con lo material o lo inmediato desviando nuestra atención del panorama mas grande, sin darnos la oportunidad de cambiar de perspectiva. Los duendes están en todo.
La trampa duendil también es una invitación a no quedarnos atrapados en el ciclo de lo inmediato, una fuga, un portal, un escape para mirar más allá, a las conexiones entre los elementos y sus interpretaciones en continua reorganización. Por momento se los ama y, otros, se les teme. Es un arquetipo muy denostado, menor.
El Duende se escapa. Clasificando datos, objetos, historias por los multiversos con criterios no muy fijos ni estables que digamos. Curiosamente, los libros sobre duendes suelen insistir en clasificarlos, atraparlos en categorías. A la gente le encanta clasificar a los duendes y a los duendes les encanta clasificar a la gente. Lo de los casilleros, las clasificaciones y todo eso no suele terminar muy bien que digamos. Sabido es. Los duendes son fundamentales para estos tiempos sino,. como saltas? Un orden que se desordena en cuanto se lo nombra. Es una teoria que recién comenzamos a pensar. Le falta todavía. Le falta.
Dani Umpi
Premio. 27 ene de 2025 - 10 mar de 2025 / Vitoria-Gasteiz, Álava, España
Exposición. 26 feb de 2025 - 01 sep de 2025 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España