Descripción de la Exposición Obras muy dispares, pero a la vez muy conexas, ya que ambos trabajos buscan a partir de la fotografía analógica y estenopeica, construir dos mundos de realidades no representativas, fotografías no convencionales. La naturaleza transforma nuestros paisajes urbanos, que la mirada privilegiada de estos dos fotógrafos ha sabido recoger en esta exposición, sin necesidad de la utilización de las nuevas tecnologías
que tan reiterativamente se utiliza en la fotografía del siglo XXI.
Rocio Ahumada en “Fotosíntesis” busca la belleza por encima de cualquier identidad de la realidad. Nos muestra unos paisajes urbanos donde la identificación no es posible, nada más que por los recuerdos de sensaciones que nos produce el paso del tiempo y los elementos naturales.
Jochi en “Ego Canis” nos hace cuestionarnos la percepción de lo humano y lo animal. En sus retratos de perros, el espectador se identifica a través de su mirada con la del perro, haciéndole perder la noción de lo humano.
Fotosíntesis
“En efecto, el triunfo más perdurable de la fotografía ha sido su aptitud para descubrir la belleza en lo humilde, lo inane, lo decrépito. En el peor de los casos, lo real tiene un pathos. Y ese pathos es la belleza”.
Susan Sontag, Sobre la Fotografía.
Tras los espejos, hay un hueco negro, vacío, infinito para nuestra ignorancia. Yo sé que da pavor arrojarse a la nada, pero si al mirar atrás no hay ninguna promesa, entonces ya no cuesta tanto. Tras los espejos, tras el hueco negro, hay un universo líquido, cristalino, tan impecable que no hace falta respirar. Allí nada está fijado, es un mundo de sugerencias, evocaciones. Aparecen, desaparecen tras los matices siempre cambiantes entre el color y la oscuridad.
Allí solía pasar mis horas entre el asombro, la fascinación, para volver al mundo con algo más luminoso que el día, más profundo y libre que la noche. Encontré ahí mi deseo, el mundo se me abrió como abanico infinito de posibilidades.
La motivación principal de mi obra ha sido conseguir una imagen que desvele “la maravilla“, una forma de conjurar el horror y el sinsentido del mundo.
En el uso de técnicas alternativas, he encontrado la posibilidad de crear imágenes no convencionales, más allá de la función representativa tan propia de la fotografía.
Esta serie, realizada con cámaras estenopeicas (largas exposiciones que van de 10 seg. a 2 min.), quiere hacer presente el paso del tiempo, el movimiento inscrito en las huellas de luz; la imagen de lo que no vemos.
La distancia entre uno y un perro
Todo el mundo sabe que la verdadera mirada de un perro sale de su hocico y no de sus ojos. El olfato le informa más que ningún otro sentido. Sólo nos damos cuenta cuando, al retratar un perro -como es el caso de estas fotos-, nuestra mirada busca encontrarse con sus ojos. En su lugar, el hocico húmedo, que casi siempre apunta hacia abajo, se levanta para husmear. El eje de la mirada, tan civilizado como parece, recibe un contrapeso fuera de medida.
Lo animal y lo humano no pueden ser concebidos como extremos de lo mismo. Algo debe separarlos. Estas imágenes atenúan la garantía con la que nos situaríamos frente a un perro, pensando que una diferencia fundamental nos mantiene aparte. Debilitan la certeza con la que identificamos el lugar de la mirada.
Habrá quien piense que no es posible retratar a un perro, porque el perro no tiene alma. Sin embargo, el perro, que con toda probabilidad ignora el significado último del retrato, devuelve una mirada cuya profundidad es, lámenos, turbadora. El perro que mira cuestiona el lugar de uno.
Por eso Lynndie R. England nunca dejo que su perro se pusiera en pie. Por si acaso. Imaginemos que ese perro se levantara y hablara. Oue se adueñara de esa correa que sostiene la soldado England. Ménudo pánico, no solo el de ella, sino el de todos. Cuando en una película sale un animal que habla y razona es porque actúa con la condición de que, los que verdaderamente podrían oírle, no le oyen. Solo lo oímos nosotros, al otro lado de la pantalla; nosotros, que no podemos hacer nada.
Esta vez el animal ha sido encuadrado como cualquiera que da su imagen para ser retratado; fragmentado como hiciera John Coplans con su propio cuerpo; y como es habitual en el trabajo de Jochi, que mira a su propio perro. El marco rectangular adquiere tal protagonismo que se convierte en un mecanismo de sujeccion, como la correa alrededor del Cuello. El marco y el encuadre permiten que el perro guarde la
distancia, ese espacio que, para la tranquilidad de todos, nunca debe obviarse. Aunque, en efecto, a veces nos olvidamos.
Estos perros pueden llegar a parecer tan humanos que no es de extrañar lo que hemos visto en algunos periódicos. Solo pensar que, si nuestra memoria tuviera la capacidad de exhumar recuerdos suficientemente lejanos, nos veríamos asaltados por el recuerdo súbito del olor, el mismo sentido que la humanidad dejo atrás cuando adoptó una posición erguida. ¿Que ocurrió entonces, cuando abandonamos la posición que nos emparentaba con los canes, para que ahora no reconozcamos en este perro la pose de un semejante? Incluso, a pesar de su mirada.
Carles Guerra
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España