Descripción de la Exposición
De todas las obras que forman el conjunto con el que que Edu López, finalmente, ha jugado a la hora de montar la instalación que presentará en la Galería Espacio Marzana, de Bilbao, a partir del día 19 de marzo: seis cuadros de mediano formato, alrededor de veinte un poco, o mucho, más pequeños y algo más de cien dibujos montados sobre soporte de cartón pluma, a la hora de elegir el título que le iba dar no solo nombre sino cierto sentido a la muestra el autor se ha quedado, en contra de cualquier criterio preestablecido, en la superficie de una de ellas, o en lo que allí se cuenta, o en algo que allí aparecía escrito o que él recordaba que aparecía escrito: flop.
Flop, que aparecerá, tanto da, en mayúsculas como en minúsculas, es el eco del sonido que produce la desaparición de toda anécdota sobre la obra cuando a ésta se la va despojando de la mayoría de sus atributos poco necesarios, y también es algo que puede parecer lo contrario, pues en flop se muestran también, con descaro y cierta pretendida insolencia, esos recortes, esas desapariciones que nunca desaparecen.
Cuando flop se amplía, es natural que lo haga (pues ocurre alguna vez, como es ahora el caso, que la potencia que se desprende de una sola obra se extienda hacia el conjunto que la sucederá), se convierte en un texto más largo, en un discurso, o en una especie de tentativa de discurso o de proyecto en marcha.
Por otra parte, también flop, como signo, antes que título y escrito primero sobre la superficie de un solo cuadro, podría parecernos digno de ser sacrificado, pues no por simple (solo en apariencia), o por literal, evitará cualquier tipo de sospecha sobre su ineficacia. Quizá se salve debido a que pronto se hace evidente su papel de cirujano, ya que solo el cirujano extirpa mediante la negación y flop, desde el principio, de alguna manera niega y precisamente será el poder de esa negación la que le de parte de su sentido.
Ahora bien, la paradoja que surge cuando solo la presencia del negador da sentido a lo negado, o cuando lo negado da sentido a su posible negador, patente aquí, hace que la razón de ser, o la propia existencia de flop, se mantenga pendiente de un trato esperado y en constante renovación. Con todo, flop como eco o como paradoja, no acusa inestabilidad sino todo lo contrario. Negando lo que sobra y perdiendo, a su vez, lo que falta, el cajón de las escorias se convierte en una máquina dispuesta para producir algún tipo de sorpresa. De esa sorpresa, y del uso apropiado del contenido de ese cajón, se extraerá, es inevitable, el sustento que animará toda la labor de síntesis. La limpieza ya es otra cosa.
Flop, si solo fuera un título o una sola obra, o una palabra escrita sobre la superficie de una pintura, y visto desde lejos, oblicuamente, recordaría a una entrada de mar, a una ensenada gris en un día gris, con su zona oscura en primer plano, pendiente del espigón que se aleja un poco, perdiendo el paisaje sus atributos sobre la curva del fondo; pero no es eso, eso es solo lo que alguien ha querido ver pintado sobre una tabla. Flop es lo que se escapa, lo que la niebla construye y alimenta (lo único que no oculta ni confunde la niebla es la propia niebla), lo que llega después, cuando se ha ido cayendo todo lo que realmente tenía que caer de alguna manera.
Flop permite que las últimas propuestas expositivas de Edu López (Sub{cero}, Torre de Ariz, 2018; Planeta sin nombre, Espacio Marzana, 2017; El humo de Walter, Trinta, 2017 o Las razones del Monstruo, Altxerri, 2016) continúen una evolución que se presume natural, aunque, es inevitable (y quizá deseado): la interrumpen para comenzar desde otro punto, uno que será tan esperado como imprevisible.
Nos gustaría saber, por último, qué cuenta flop, qué se cuenta en flop, qué ocurre cuando flop se activa, si es que de alguna manera lo hace. Llegados a este punto, nos quedamos con las últimas líneas del prólogo que sirvió de introducción a la edición de Todo de nada, libro de dibujos publicado por el autor en 2019: Este volumen intenta contener el total de dibujos que componen el conjunto que he titulado Todo de nada. Se caracteriza por mantener una cierta pulsión enciclopédica y algo que nos recuerda a un diario o a un álbum de recortes, pero todos ellos no van más allá de tratar un puñado de temas específicos: la vida, la muerte, el deseo y sus meandros, la réplica tomada como antídoto, la cita como coartada, el veneno, el pecado y la amenaza, el amor hacia lo que solo a unos pocos importa y el precio que se paga por mantenerlo.
Y eso también es flop.
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Edu López nació en San Sebastián, en 1965. Se licenció en Bellas Artes por la Universidad del País Vasco (1983-88). Becado por la Diputación de Guipúzcoa realizó un curso de especialización de dos años en Kassel, Alemania (1989-91). Ha realizado un total de 30 exposiciones individuales y participado en un buen número de colectivas nacionales e internacionales (más de 50). Entre los premios que ha recibido destacan el GureArtea en 1998 y el Certamen de Artistas Noveles, de San Sebastián, en 1990. Su obra se encuentra en importantes colecciones públicas y privadas.
Exposición. 17 dic de 2024 - 16 mar de 2025 / Museo Picasso Málaga / Málaga, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España