Ecos en la Deshumanización

Exposición / Centro de Arte Alcobendas / Mariano Sebastián Izuel, 9 / Alcobendas, Madrid, España
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Cuándo:
21 may de 2013 - 29 jun de 2013

Inauguración:
21 may de 2013

Organizada por:
Centro de Arte Alcobendas

Artistas participantes:
Javier de Villota

       

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Descripción de la Exposición

'Hombre soy. Nada de lo humano me es ajeno', escribió Publio Terencio Africano en el 163 a.C. Se trata de una expresión que difícilmente olvidarán aquellos que visiten la muestra 'Ecos en la Deshumanización' en el Centro de Arte de Alcobendas entre el 21 de mayo y el 29 de junio de 2013.

 

Javier de Villota, (Madrid, 1944), pintor, escultor y arquitecto de formación, propone en esta muestra un recorrido por algunas de sus obras más importantes de los últimos 20 años, la mayoría de ellas inéditas en España y vinculadas en su totalidad por una misma base argumental, los Derechos Humanos. En el año 2001 el Ayuntamiento de Madrid rindió homenaje a este multidisciplinar creador mostrando en el Centro Cultural de la Villa (hoy Centro de Arte Teatro Fernán Gómez) una Exposición Retrospectiva con más de 170 de sus obras. Desde entonces sus trabajos no se han vuelto a exponer en España, aunque sí en Estados Unidos y en Iberoamérica, entrando a formar parte recientemente de importantes colecciones públicas permanentes en Chile, Bolivia y Ecuador, (entre otros, Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago, Museo Nacional de Arte de La Paz o Centro de Arte Contemporáneo de Quito).

 

Varias de las obras que se podrán contemplar en esta Exposición, provienen de la importante muestra 'Dehumanization Echo', organizada en 2009 por el Station Museum of Contemporary Art de Houston, y que fue comisionada por su célebre y prestigioso director James Harithas, quien compara el expresionismo de la obra de Villota con el de Cy Twonbly o Basquiat. En concreto, el eje central de esta exposición que se inaugurará el próximo día 21 de mayo, es precisamente la obra capital (4 x 8 metros) que comisionó el Station Museum y que dio título a aquella Exposición, y en la que Villota materializa su reflexión sobre las constantes violaciones de los Derechos Humanos. Esta pieza, cuya foto se adjunta, fue inspirada en el 60º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y de la Convención contra el Genocidio. Mas allá, expresa la deshumanización de algunos de los acontecimientos más vergonzosos sufridos por la humanidad en el último siglo, planteados de forma atemporal, sin jerarquías, en una confrontación dialéctica y que lleva al espectador a meditar sobre la violencia contra civiles, un asunto desgraciadamente de plena actualidad como recuerda la Alta Comisionada para los Derechos Humanos: 'para muchas personas, la Declaración Universal sigue siendo una promesa incumplida, ya que el deseo político de los estados de cumplir con sus obligaciones se mantiene lamentablemente detrás de sus promesas'.

 

Javier de Villota subraya que 'el arte es una mentira que nos acerca a la verdad', tratando de aproximar al espectador a realidades que le son físicamente ajenas, realidades muchas de ellas, que se viven y sufren a muchos miles de kilómetros de distancia y que percibimos a través de las imágenes consecutivas que publican los medios. Materialidades, historias pasadas y presentes que forman parte de nuestra memoria colectiva y que se repiten como ecos incesantes, una y otra vez. Escenas que quedan estampadas en instantáneas que golpean a diario nuestra retina, y que son retenidas por Villota, haciéndolas suyas, para gritarlas en diferentes colores, en telas y materiales de diferentes texturas, en amalgama de cables retorcidos que dan forma gráfica al dolor, a la denuncia.

 

En palabras de Marta Mantecón, crítica de arte encargada del texto de la Exposición, 'sus figuras, apenas esbozadas, con escorzos violentos y a menudo profundamente distorsionadas, se encuentran reducidas a sus señas más elementales. Formas y espacio se interpenetran, persiguiendo el equilibrio sin renunciar a la tensión. El color se independiza del trazo. Las gamas frías se compensan con las notas cálidas (especialmente intensas en la serie sobre la Inquisición, donde la combinación de azules y rojos acentúa el tono dramático de las escenas). La pintura se derrama como la sangre, generando una atmósfera de desasosiego, bañada en ocasiones por una luz diáfana (en composiciones como ETA por detrás o ETA no, recurre a una paleta extrañamente luminosa, poco habitual en representaciones que incorporan una carga violenta considerable). La incorporación del grafismo como dispositivo expresivo es otro elemento central en su obra vena más cáustica e incisiva. Habitualmente, dibuja con rapidez, confiriendo cierta tónica de abocetado al conjunto; su trazo es ágil y seguro, en apariencia espontáneo, pero bien calibrado. Le interesa subrayar el gesto, portador del sentimiento que experimentó al enfrentarse a la obra. Por otro lado, el grafismo le ayuda a conseguir que vibre toda la masa formal, aportando un mayor dinamismo y un sentido unitario que hace que cada elemento guarde con el resto un vínculo consistente. A menudo, el dibujo fecunda el espacio real, desafiando la planitud de la superficie, gracias a la inserción de los mencionados cables o alambres, que dibujan formas abiertas en territorios que no terminan, llevando la composición más allá de sus propios límites e incorporándola al entorno circundante'

 

La obra de Javier de Villota participa de una suerte de neoexpresionismo en el que tienen cabida figuración y abstracción. No le importa arriesgar o violar los límites. Conserva esa veta romántica que le impulsa a cultivar la expresión libre, emancipada de lo ya conocido o del canon de moda en el mercado artístico contemporáneo.

 

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