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Los jóvenes artistas no lo tienen fácil en un mundo extraordinariamente competitivo como es el del arte, donde en ocasiones se potencia el intrusismo protagonizado por 'artistas' ocasionales, y donde estar bien conectado a según qué niveles puede ser altamente beneficioso para algunos, en detrimento de la calidad y de la imaginación.

Así que ante esta perspectiva, un grupo de jóvenes encabezados por Rodney Samuelson, ni cortos ni perezosos, han creado el colectivo ECLECTIK, exponiendo sus obras en Santos Espai d'Art.

Tal como indica su tarjeta de presentación, bajo los parámetros de una filosofía donde 'ANONYMUS van destapando todo lo que se oculta, INDIGNADOS ha ... empezado la limpieza y transparencia social, nace Eclecktik, una propuesta de artistas de Barcelona que presenta sus proyectos para todo el mundo...'

Loables propósitos, a los que hay que añadir las dificultades para exponer en algunas galerías, ante sus requerimientos artísticos y económicos, y el hecho de necesitar financiación básica para proyectos tanto personales como profesionales, lo que les lleva a exhibir sus trabajos en una céntrica calle de Barcelona.

Una obra variopinta, plagada de diversidades en cuanto a realización técnica. Así, Rodney Samuelson presenta unas piezas que recuerdan vagamente al retablo medieval o a los vitrales góticos, realizadas en yeso y gasa, (el mismo que se utiliza para vendajes), lo que le permite dar volumen a la figuración, dando lugar a una obra abigarrada, de planteamiento original, y llena de plasticidad.

Leo por su parte, trabaja en técnicas mixtas, basando su obra en una temática clásica - un viñedo o un particular 'bodegón' donde objetos de diversa índole dan forma a su trabajo, unas zapatillas, etc., - siendo la gama de colores de gran atractivo, pero destacando en una simple observación, el aspecto tridimensional, dando realidad a la pieza, a través del volumen por encima de la tela.

Marvilla propone al espectador un juego abstracto, lleno de un sinuoso y sugestivo juego cromático donde también resaltan encostrados y relieves. La luminosidad queda difuminada por el dominio del color. Una obra que invita a la reflexión y a la contemplación.

Santiago Adeoye rompe ofrece con su pop art dosis de vitalidad en colores llamativos y un uso de la figuración simple, plano y visualmente sin complejos.

Interesantes también las esculturas en terracota de Olga Vidal, sin formas e inconexas, pero expresando dureza, dramatismo y soledad.

Peggy Duscha y Pablo Silicz elaboran curiosas obras con cartón. A través de tratamiento y vitrificación como la madera, la primera y cartón corrugado proveniente de cajas de embalaje el segundo, realizan objetos, muebles, decoran espacios en una particular forma de entender el entorno cotidiano.

Hector Balduzzi, Carmen Femenía, Meritxell Munne, Joan Parramon se encuentran también entre este grupo de artistas, siendo Rosa Maria Gregori tal vez la más figurativa de todos, a través de paisajes naturales, no exentos de cierto misterio, con un particular uso cromático y lumínico, que recuerdan a viejos cuentos infantiles, donde la fantasía reinaba por doquier. Una pincelada elaborada y una composición estructural equilibrada.

En conjunto, una más que camaleónica muestra de constantes contrastes, lo cual le da una riqueza de matices interesante, con respecto a planteamientos técnicos, siendo los temáticos muy habituales, por lo que no hay sorpresas que atrapen al espectador, aunque el mérito en cuanto a su habilidad es justo reconocerlo.