Descripción de la Exposición
La muestra comprende una selección de trabajos en vídeo que han sido realizados entre los años 1986 y 2016. Entre las obras expuestas se incluyen tres instalaciones: una de ellas presenta la serie de video-retratos titulada Videographos (1986) y las otras dos introducen nueva obra como Hondartza (2014-2016) y Mendibil-go Magnolia (2015- 2016). Estos trabajos se acompañan de tres programas mostrados en monitor que contienen una muestra de vídeos cortos realizados entre 1986 y 1999.
La exposición de Jose Mari Zabala gravita alrededor de un conjunto de obras producidas durante los últimos 30 años. Todas ellas muestran una trayectoria artística empeñada en las posibilidades de lo inmediato y cotidiano a través del medio audiovisual. A partir de tomas prolongadas y en algunos casos accidentales o que podrían ser consideradas desechables, la obra de Zabala indaga en el poder de la imagen al margen de las estrategias narrativas genéricas y los cánones de los regímenes convencionales de representación. Sus trabajos en vídeo establecen una relación directa con el poder de la imagen, sin otras mediaciones, de suerte que lo aparentemente intrascendente, privado y particular acaba revelándose como formulación abstracta. Mostrando este proceso de transformación, algunas de las obras de la exposición traen el pasado al campo visible del ahora, otras proyectan el presente sobre un tiempo todavía suspendido que irá revelando su potencial en el futuro. Según esto, la exposición propone trazar un cruce dialéctico entre los diferentes tiempos vividos en las imágenes, aun teniendo presente que, como portadoras dichas imágenes de una temporalidad propia y sin límites conocidos, únicamente se trata de una confrontación transitoria.
OBRAS EN LA EXPOSICIÓN:
Hondartza (La playa) 3h50mn (2014-2016). Después de una ausencia de 40 años y a su regreso en el 2004 a los lugares donde nació y se crió —Irun y el estuario del río Bidasoa—, uno de los primeros aspectos que captaron la atención de Jose Mari Zabala fueron los espacios y cosas susceptibles de conservar memoria viva de épocas pasadas y hasta de tiempos remotos. Este cuerpo de sensaciones se traduce en un proyecto que abarcaba el entorno de la desembocadura del río Bidasoa, en la bahía de Txingudi, así como el área inmediata de la Corniche vasca. El interés comienza pronto a polarizarse de manera particular en las singulares posibilidades de la playa Ondarraitz de Hendaya, con sus emblemáticas rocas Gemelas de fondo. Estando en ello desde hacía media docena de años, la sorpresa vino al tener noticia de que en 1896 los hermanos Lumière habían llevado a cabo un empeño comparable, consistente en el rodaje de un plano de 1 minuto del oleaje batiendo en las rocas. En dicho plano no hay personajes ni sonido, sino que tan solo se muestra el fenómeno natural durante el tiempo correspondiente a una bobina de película de la época. En la versión que se muestra en la presente instalación, la duración de Hondartza se articula a partir de su exhibición en 2 pases diarios, uno matinal y otro de tarde.
Mendibil-go Magnolia 24mn (El Magnolia del Parque Mendibil) (2015-2016). El Magnolia China o también Magnolia Japonesa (Magnolia Soulangeana) es un árbol procedente de China y está considerado un fósil viviente. Zabala conoce el Magnolia del Parque Mendibil desde niño, ya que se sitúa en el ámbito familiar de sus primeros juegos en Irun, su ciudad natal. El parque Mendibil es un lugar muy particular, fue un cementerio en la antigüedad, así como plaza de toros y también, en parte, finca privada, antes de pasar a ser de nuevo el espacio público que es hoy en día. En cuanto al árbol, debido en parte a la preocupación suscitada por el dudoso grado de atención dispensado en la actualidad a un ejemplar de tanto valor, el propósito inicial de Mendibil-go Magnolia fue el de cuando menos preservar su recuerdo, por el procedimiento de registrar su periplo vital durante un ciclo estacional completo, y que ha sido el que comenzó con la floración del 2015, hasta su conclusión en el 2016 con la caída de la hoja y el brote de los primeros nuevos capullos. El vídeo se compone de una sucesión de planos en contrapicado de la copa y ramas del árbol, con un fondo de cielo atravesado ocasionalmente por algún ave o la estela de un reactor y omitiendo expresamente cualquier otro elemento visual de contexto a nivel del suelo. Es el sonido, en cambio, el que ubica al árbol en el lugar, proporcionado toda la información de un entorno caracterizado precisamente por su frondoso panorama auditivo: los rumores del tráfico en la vecina variante de Irun, las lecciones y ensayos en la Escuela de Música, los juegos de los niños, el ir y venir de los aviones en el aeropuerto...
Videographos (1986) surge a partir de la observación de las personas en un medio en principio tan poco natural como el estudio del artista, a la luz directa de los focos. El propósito central, sin embargo, es hacer que, en esa atmósfera en principio tan poco propicia, cada persona se muestre con naturalidad; lo que resulta ser factible, por ejemplo, a través de entablar una conversación. Según eso, tanto el tema como lo que se pueda llegar a decir habrían de ser absolutamente secundarios. El paso del tiempo, sin embargo, extrae aspectos valiosos de esas presuntas irrelevancias, tales que un retrato inesperado de unos tiempos en Donostia.
PROGRAMAS
Donuts 37,12mn (1999). Habiéndose conocido en París en 1991, este programa surge a partir de una propuesta del artista Juan Pérez Agirregoikoa en 1999 para que Zabala muestre sus trabajos en vídeo a un grupo de artistas de la generación de Pérez Agirregoikoa, 15 años más joven. Finalmente, el acontecimiento tiene lugar en forma de sesión de proyección de vídeo en el estudio del pintor Iñaki Imaz en Donostia y consiste en una selección de trabajos, con el denominador común de haber sido realizados con una videocámara doméstica Blaupunkt de la década de los 80 que contaba con la peculiaridad de tener por una parte la cámara, muy parecida a un tomavistas de Súper8, y por la otra parte y para poder usarla ya como unidad de sobremesa, ya como unidad portátil en bandolera, la consola VCR. Además de ser de un manejo muy confortable por su ergonomía y ligereza, esta videocámara le va a permitir a Zabala adentrarse en toda clase de contextos sin causar perturbación, ya que era una presencia que no se tomaba en serio, como más propia de un amateur doméstico. La muestra de estos trabajos tiene como resultado que Jose Mari Zabala entre en contacto con el contexto artístico emergente de finales de la década de los 90, lo que ha venido dando pie a la creación de vínculos entre sus planteamientos formales y los de las generaciones más jóvenes, materializado también en colaboraciones.
Programa #2 53mn (2016). Este programa ha sido ideado específicamente para la exposición y contiene algunos trabajos realizados durante los años 80 que apenas han sido mostrados de manera pública. En él se muestran grabaciones realizadas en el interior de una vivienda, dando cuenta, de forma indirecta, de la configuración estándar de las condiciones de vida doméstica, así como la distribución espacial, la luz, etc.... Otras grabaciones suceden desde la terraza de una vivienda hacia el exterior, tratando de representar el espacio público como una imagen postal, o en el propio estudio del artista, registrando los preparativos para una sesión fotográfica. Otras son tomadas en espacios públicos cerrados como es el caso de Huelga de bares y Amanecer en Las Minas, pequeñas crónicas de incidentes o ligeras perturbaciones de las rutinas ordinarias capturados al azar por la cámara de Zabala.
Maddi 27,18mn (1999). El vídeo recoge un día festivo de verano. Llegan a casa de Zabala unos familiares, en concreto una sobrina de su pareja Mariví que hace poco ha tenido un bebé: Maddi. La casa está revuelta, ya que se van a pintar las paredes de una habitación, mientras que en el llamado Pabellón Chino la perrita cuida del bebé. Después de la comida, llega más familia y toman el café. La grabación comienza con las campanadas de la 1:30 y termina con las de las 18:30. Con motivo del pequeño acontecimiento familiar, el vídeo es también un ejercicio, sirviendo para poner a prueba la videocámara XL1 de Canon que se empleará para la realización del documental Cuba Corazón, grabado meses más tarde en Cuba. Su hija Andrea de 12 años se alterna en el manejo de la cámara.
NOTA BIOGRÁFICA
JOSE MARI ZABALA (Irun, 1949)
La obra de Jose Mari Zabala (desarrollada a lo largo de casi 6 décadas) comprende diversos formatos artísticos como son la pintura, el dibujo, la fotografía, el cine, el vídeo y la producción sonora. Este recorrido entre formatos es fruto de una cohesión lógica determinada por cuestiones biográficas y estéticas. En este sentido, el artista comienza por el dibujo y el sonido, para pasar a la fotografía y al cine y más tarde al vídeo, incluyendo también la pintura. Este paso, no es un devenir de una sola dirección temporal, sino que produce conexiones, circularidades e interrupciones, estableciendo así una obra rica tanto formalmente como temáticamente.
Siendo muy joven, Jose Mari Zabala comienza a desarrollar una sensibilidad artística a través del sonido. Antes que el aspecto melódico de la música, lo que le atrae a Zabala en ese momento inicial, algo que todavía hoy le sigue interesando, es el “ruido” o como él mismo lo expresa: “los sonidos particulares y característicos tanto de los seres vivos y los fenómenos naturales, como de los objetos fabricados y máquinas”. En aquel momento, el artista recurre a lo que tiene más cerca, trabajando con los medios que existen dentro de la propia esfera doméstica. En este sentido, la radio familiar se convierte en una herramienta para el desarrollo de su experimentación artística, ya que la emplea como un generador de sonido o sintetizador “avant la lettre”. Para Zabala, la señal radiofónica y sus propias distorsiones serán en un primer lugar los materiales con los que trabajar artísticamente en sus orígenes. En segundo lugar, a partir del uso de una entrada llamada “fono” que incorporaban los aparatos de radio de aquellos años, consigue amplificar artesanalmente el sonido, logrando así una dimensión pública en sus experimentos. Este interés inicial por el sonido también se acompaña de un primer contacto con la fotografía, a partir del cual comienza a capturar imágenes en su entorno más próximo en la ciudad de Irun. Este periodo artístico temprano, coincide con la década de los años 60 y con procesos de experimentación estética que tienen lugar al margen del contexto institucional. Dichos procesos, tomarán formas más efímeras y estarán vinculadas a la temporalidad de un evento público, como son el formato del “happening”, la performance o el concierto. En este contexto, Jose Mari Zabala entra en contacto e inicia una amistad con Mikel Laboa a través de quien acabará incorporándose como miembro componente de Ez Dok Amairu y más tarde, con quien colaborará en el álbum Bat, Hiru introduciendo en varios temas su guitarra eléctrica y explorando las posibilidades técnicas de los estudios de grabación del momento. El empleo del sonido de Zabala en este contexto de colaboración y amistad tendrá siempre un tratamiento experimental y no solo musical, un ejemplo más de esto, lo ofrece algunas de sus actuaciones particulares o como miembro de Ez Dok Amairu, donde solía comenzar con una conexión radiofónica a Radio Nacional de España. Como él mismo cuenta: “de preferencia, si podía elegir, solía escoger las 10 de la noche para iniciar la actuación, conectando a lo que entonces se conocía como “Parte Nacional” y que eran las noticias (y que por regla general, ya fuera porque “el Caudillo” inauguraba una presa o pescaba un atún, ya porque un miembro de un comando terrorista hubiera
sido detenido, sonaba sobrecogedor a través del sistema de amplificación); y este interés por el “acontecimiento casual” —happening— se mantiene de modo permanente en mi manera de hacer”.
Este interés por el “ruido” es trasladado por el artista en un primer momento al cine y más tarde al video, entendiendo la capacidad del sonido de evocar una situación y permitiendo su recreación imaginativamente. Al artista lo que le interesa del sonido, y que también lo probará con la imagen en movimiento, es según sus palabras “cuando el sonido, incluso el de la palabra, prescinde de su sentido narrativo-literario, para pasar a remitirse a sus meros valores tímbricos”. Siguiendo este interés, Zabala comienza a producir cine desde una perspectiva totalmente experimental. Su primer filme Axut lo producirá en 35mm en 1975 y el rodaje y montaje durará casi 2 años. Durante esos años, la producción experimental e independiente en cine es casi inexistente. De hecho, Jorge Oteiza, amigo también de Zabala, se sorprende de que éste se embarque en un proyecto de semejante envergadura, (la producción de un largometraje en 35mm). Tras su presentación en la Bienal de Venecia de 1976, donde recibirá una gran acogida por parte del público, por cuestiones más allá del alcance del artista, el film pronto quedará fuera de los circuitos públicos de proyección y exhibición, causando así que la película apenas haya sido visionada en nuestro contexto local. La producción en celuloide de Zabala será escasa, por el alto coste que ésta supone, pasándose en cuanto ello es factible al vídeo, para poder continuar experimentando con la imagen en movimiento en total independencia y sin tener que rendir cuentas a nadie, que es su mayor pesadilla. Las películas que produce después de Axut hasta el presente destacan igualmente por el grado de experimentación, basado en la ausencia de una estructura narrativa lineal, el empleo de la abstracción de la imagen y el ensamblaje de sonido e imagen fuera de los cánones fílmicos más hegemónicos. En este sentido, el cine y el vídeo le ofrecen a Zabala la posibilidad de continuar con su experimentación temprana con sonido y fotografía. Por otro lado, las temáticas que trata son también coherentes desde el principio hasta el presente, algunas de ellas dando cuenta del contexto social del cual parten. En este sentido, temáticas relacionadas con el erotismo y lo carnavalesco son introducidas como una forma de enfrentar la esfera privada a la pública, la libertad a la represión, la ética a la ley, etc. De su producción fotográfica destacan sus retratos y sus series prolongadas a través de los años como por ejemplo la que dedica a Irun como ciudad de frontera o a los inicios del surf en el País Vasco. Los retratos fotográficos también pasarán más tarde a ser tratados en vídeo, dotando de tiempo y movimiento a la expresividad de los gestos.
Jose Mari Zabala continua en el presente trabajando con gran intensidad en diversos medios como el audiovisual, el dibujo, la producción sonora y la fotografía.
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España