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Dual-es. Tàpies frente a Tàpies

Exposición / Centro de Arte Tomás y Valiente - CEART Fuenlabrada / Av. Leganés, 51 / Fuenlabrada, Madrid, España
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Cuándo:
26 abr de 2012 - 17 jul de 2012

Inauguración:
26 abr de 2012

Comisariada por:
Alicia Ventura

Organizada por:
Centro de Arte Tomás y Valiente - CEART Fuenlabrada

Artistas participantes:
Antoni Tàpies

       


Descripción de la Exposición

Esta muestra ha sido posible gracias a la colaboración entre el MACA, Museo de Arte Contemporáneo de Alicante y el CEART, Centro de Arte Tomas y Valiente de Fuenlabrada. Ambos Ayuntamientos a través de sus respectivos Patronatos Municipales de Cultura han firmado un convenio de colaboración para la organización y producción de esta exposición. La presente exposición comisariada por Alicia Ventura está compuesta por un total de 20 obras, procedentes de instituciones y museos así como de colecciones particulares. Componen una selección de piezas comprendidas entre 1965 y 2008 con un evidente hilo conductor, en tanto que se trata de pinturas de gran formato y potencia expresiva, que muestran al Tapies más rotundo y significativo. Esta exposición invita a establecer un juego de paralelismos introduciendo el factor temporal y profundizando en la temática que acentúa sus valores estéticos, a través de un mismo tema desarrollados en momentos estéticos diferentes de su trayectoria artística dan como resultado sugerentes parejas de obras en las que Tapies se enfrenta a si mismo ofreciendo distintas visiones entre el artista de ayer y casi de hoy, siempre con el denominador común de la intensidad, la fuerza. Con el paso del tiempo esa energía, ese vigor en la gestualidad, se hacen más latentes. Su trazo contundente parece acompañado de un brazo y un corazón cada vez más jóvenes. No es necesario hacer una retrospectiva para observar esta realidad pues cualquiera de sus piezas la contiene.

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Cuando acepté la invitación de Rosa Castells, conservadora del MACA, para realizar esta exposición en el que iba a ser el renovado Museo de la Antigua Asegurada, supe sin duda que me embarcaba en una aventura enriquecedora. Pasado algún tiempo se sumaba al proyecto el Centro de Arte Tomás y Valiente, del Ayuntamiento de Fuenlabrada, y, de esta forma, el proyecto y mi aventura crecían exponencialmente.

 

En un principio surgieron varias ideas, algunas de ellas incidían en el tema del color, otras sobre los signos, el Abecedario, el silencio (que en su obra resulta tan sonoro como la propia materia ausente). Subyace en todos estos temas, sin duda alguna, la idea de la gran fuerza y expresividad presente siempre en la producción de Tàpies. Con el paso del tiempo esa energía, ese vigor en la gestualidad, se hacen más latentes. Su trazo contundente parece acompañado de un brazo y un corazón cada vez más jóvenes. No es necesario hacer una retrospectiva para observar esta realidad pues cualquiera de sus piezas la contiene. Es por ello que finalmente (probablemente la idea estaba en mi cabeza desde el principio sin ser consciente del todo), me decidí a realizar un homenaje al maestro para contarle de esta manera al mundo la juventud que posee Antoni Tàpies.

 

Todo mi planteamiento se vio refrendado conversando con Soledad Lorenzo, galerista de Tàpies y gran conocedora de su persona y su obra. Desde el principio Soledad me apoyó en el proyecto, insistiendo en la fuerza y energía del gran maestro. Aconsejada por ella me invadió la idea de realizar en los museos una exposición que destacase la gestualidad y vigorosidad de un Tapies de elevada edad pero de inmensa juventud. Revisando colecciones de instituciones públicas y privadas observé que en algunas de ellas, y quizás sin intención expresa, tenían piezas de una misma temática pero con una diferencia temporal significativa en la ejecución. De esta manera mi trabajo de investigación y búsqueda se tornó más interesante aun si cabe.

 

Manuel Borja Villel ha escrito en innumerables ocasiones acerca de la obra de Antoni Tàpies, además de dirigir su Fundación durante algunos años. En sus ensayos, insiste en el hecho de que hay muchos tipos de repetición y, como muy bien apunta 'Tapies se repite en un sentido surrealista... persigue una búsqueda continua del objeto del deseo que queda negado, porque el objeto de su deseo sólo esta en la memoria...' Además Borja nos señala que existe en Tàpies una concepción totalizadora del mundo que es característica de la magia. Todo en su obra representa la realidad a la vez que forma parte de ella misma, convirtiéndose en expresiones distintas de un mismo fenómeno y siendo esta visión mágica la que le confiere unidad interior a su arte, manifestándose de diversos modos en diferentes épocas sin importar la evolución formal. Sólo el artista transforma y esculpe la materia para que descubramos sus signos y se conviertan en vida. Así, por ejemplo, la bañera no es nada en sí misma, pero debemos pensar en todo el universo que contiene: el roce de los cuerpos, el agua transformando su superficie y su luz, los momentos de llantos y de gozo que guarda en secreto. Como el propio Tàpies escribiría '...hasta la silla más vieja lleva en su interior la fuerza inicial de aquellas savias que ascendían a la tierra...'

 

Juan Manuel Bonet, del que nos acompaña un texto que nos habla de cómo Tàpies se hizo artista, me puso en contacto con la Galería Lelong de París que, muy amable y profesionalmente, nos ha cedido parte de las obras que componen esta exposición. Sin lugar a dudas en Francia es un artista muy querido y los galeristas vieron clara nuestra pretensión con lo que se hicieron cómplices rápidamente.

 

En una exposición de Tapies era imprescindible la pluma de Lourdes Cirlot, que tantos ensayos y reflexiones nos ha dejado en los libros y que pertenece a un saga de gran tradición pictórica. Joan B. Peiró se une al elenco de autores a los que hemos solicitado un texto. Entre otras virtudes, Joan es experto en materias pictóricas y ha realizado un intensivo análisis de sus técnicas.

 

A todos ellos, así como al resto de instituciones y particulares que se han brindado a colaborar con la muestra, quiero agradecerles sus aportaciones y su confianza en mi trabajo.

 

La exposición invita a establecer un juego de 'dual-es', paralelismos distanciados en el tiempo que profundizan en su temática acentuando sus valores principales. Objetos: bañeras, copas; Signos: la cruz, el alfabeto, números; Materia: bastidores. Color. Si miramos el pasado o el presente, de la base matérica, de los elementos más amorfos y subjetivos es de donde surgirán las alusiones y sugerencias para conectar con un elemento o factor de espiritualidad. Temas capitales como el amor y el dolor o la vida y la muerte son los que están más presentes en la obra de Tàpies.

 

Con esta exposición tendremos la oportunidad de establecer diferentes visiones entre el Tàpies de ayer y de hoy, siempre con algún denominador común: la intensidad, la fuerza, el trazo, lo contundente, la espiritualidad y su integración con la materia, la impregnación de lo humano en los objetos, la disposición del color, los signos. En toda su obra, sin lugar a dudas, Tàpies exalta lo mínimo, lo insignificante, aquello que no cuenta porque no es otra cosa que un complemento o un desecho de lo que organizan las estructuras sociales. El artista no estará de ninguna manera interesado en la representación del cuerpo humano (silueta, volúmenes, figura), sino en la aparición relevante de 'lo corporal'. Su propuesta es directa y penetra en el espectador para dejar en un segundo plano las cuestiones de significado. Su obra es visual e incluso invita a ser tocada. Los objetos presentes son reales en letra mayúscula, táctiles y rotundos. Cada obra es un símbolo y la misma iconología se repite a lo largo de su vida. Pero estos signos se mostrarán y se mezclarán para provocar, no para dar respuesta. El mismo Tàpies ha comentado: 'los símbolos están ahí pero no los desarrollo ni los analizo'. Lo importante es emocionar, impactar en la sensibilidad y arrastrar a la mente; En una palabra: provocar. No hay que olvidar que para Tàpies, la pintura por sí sola no basta, no puede estar desligada de la poesía ni de la filosofía.

 

Toda su obra es una continuada búsqueda material y espiritual para alcanzar la unidad del mundo, en definitiva, de la universalidad. A este respecto, como ya asegurara su antecesor Picasso, afirmando que el 'arte es el lenguaje de los signos', Tàpies lleva esta afirmación hasta el límite. El artista eleva cualquier elemento presente en el cuadro o cualquier objeto de la vida cotidiana a la condición de signo. Una copa, la X, una cruz, unas pestañas, una boca, pies, el círculo u óvalo (como representación del universo), una manta, esparto o una puerta.

 

Por todos es sabido que el lenguaje de los muros tiene en Tàpies una de sus fuentes o raíces principales, como él mismo escribió. A fuerza de investigar los signos como abstracciones absolutas, denuncia, lamenta o reivindica. Además la escritura en sus obras y su potencia plástica devuelve toda su capacidad ideográfica y otorga al lenguaje una fuerza con un valor mágico-religioso, de raíz claramente románica. Un lenguaje que no abandonará con el paso del tiempo, pues es el suyo propio. Pese a la evolución de los años y de su obra su iconografía continuará siendo imprescindible para la expresión más profunda de sus sentimientos. Pueden pasar años, incluso más de una década, pero seguirán presentes, atados a nuevas conexiones y con nuevos elementos pero siempre presentes. Todo lo que impulsa a generar su obra es su actitud personal, absolutamente subjetiva, y su creatividad es el resultado de su impulso mental y gestual. En su autobiografía (versión castellana, Barcelona, 1983), el pintor relata cuánto le 'preocupaban las tradicionales opciones maniqueas de objetivismo-subjetivismo, materia-espíritu, realismo-idealismo, alma-cuerpo...' y cómo 'estaba cada vez más convencido de aquello que habían apuntado los surrealistas. Que precisamente el artista y el poeta pueden ser muy indicados para mostrar simbólicamente la compensación de los opuestos, para conseguir el ideal de hacer conocer y 'sentir' al espectador la realidad total, la última realidad, lo que después supe que se llamaba el vacío perfecto'.

 

Los últimos trabajos de Antoni Tàpies son un eco maduro de su origen, un sentido vuelto más hondo y un sentimiento de emoción resaltada acerca de la constante poética implícita, desde sus comienzos, en su concepción de la materia. Sus masas tienen el significado de fuente originaria de la realidad; Son masas capaces de visualizar la materia animada, vivificada, de la que se ocupaban los antiguos pensadores de China y de la India, los cabalistas hebreos y los filósofos presocráticos de Mileto. Tàpies viene a reafirmar, prosiguiendo en la estela de las cosmologías orientales, que esa indeterminada masa de materia primordial no sólo está constituida por su cantidad o carga sensible y mudable, sino también, y de manera especial, por el espacio que ocupa.

 

Mientras que en Occidente y sobre todo en la tradición judeocristiana, predomina la creencia de que la 'geografía' es dual (creador y criaturas, espíritu y materia), en la culturas orientales se piensa que la 'geografía' es Una, pero Una en mayúscula, aunque una unidad muy especial. De todos es sabido el gran conocimiento y amor por la sabiduría oriental que Tapies profesa: el budismo zen fue su gran estímulo, junto con el taoismo y la cultura japonesa. De esta forma aplica el gran principio de que la importancia de lo temporal es igual a la de lo espiritual, que en las relaciones 'superiores' no hay diferencia entre las pequeñas y las grandes cosas.

 

El propio Tàpies manifiesta en sus escritos que el arte es un medio que ayuda a la curación del espíritu, llegando a asegurar en algún texto que se podría alcanzar incluso la curación del cuerpo si se dieran unas condiciones de auténtica comunicación profunda entre la obra de arte y el espíritu contemplador. El arte puede transformar la conciencia humana siendo una importante vía para la meditación sobre la naturaleza humana, eso sí, sin ir mas allá de la realidad existente.

 

Todos mis pensamientos iniciales aliñados con audacia, se han convertido en una realidad en esta exposición. Mostramos a un Tàpies maduro, enérgico, fuerte, y más joven que nunca. Es indudable que para el maestro, pintar es gozar, es una necesidad y una satisfacción física.

 


Imágenes de la Exposición
Dual-es. Tàpies frente a Tàpies

Entrada actualizada el el 26 may de 2016

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