os visiones diferentes de Japón, que sin embargo coinciden en aspectos fundamentales:

La suntuosidad del color, la espiritualidad que emanan ante el paisaje en las obras de Carmen Pagés, y la rotundidad de las composiciones de Rufino de Mingo, con los ecos de los maestros del Ukyllo-e.

Por una parte la simplicidad de los meandros y espacios en los arrozales que trata Carmen Pagés, por otra, los avatares poéticos de las figuras de Rufino de Mingo, insertas en los comentarios de la naturaleza humana, que habitan en su concepto espacial.

Un buen diálogo, donde se alternan la máxima simplicidad del Zen y la cambiante temática del ser humano.