Considerando el cine como experiencia visual y sonora, Israel Martínez propone una vivencia auditiva que se origina en el silencio y en los instantes donde lo sonoro del cine parece contingente, involuntario, un accidente, de filmes contemporáneos que lo han influenciado. Dos expresos en dos tazas separadas hace referencia inmediata a una película de Jim Jarmush, pero también crea una distinción en la experiencia al tiempo que una poética. La experiencia del cinematógrafo, visión y sonido se distingue de aquella generada por la autonomía de la mirada y oído, tal como la diferencia de beber dos expresos en dos tazas separadas en lugar de uno doble. La composición se origina en el cine para, a través de procesos digitales, distanciarse de su referente, el sonido no es ya representación de la imagen sino de sí mismo.