«¿No ves todo esto algo extraño?» Con esta pregunta el artista asturiano Manuel Griñón presenta su obra por primera vez en Madrid con esta exposición individual. A través de un simple bolígrafo Pilot y pulcras tablas blancas recrea un universo caótico de sutiles sugerencias, cómicas metáforas, incisivas críticas y paisajes dadaístas en los que la mirada salta y rebota de figura en figura, de trazo en trazo. En un mundo dedicado enteramente al lujo, contar con las herramientas de Manuel Griñón y elaborar un discurso propio, un gesto gráfico seductor y una habilidad espontánea de contar las cosas como las contaría precisamente un bolígrafo, es la forma más auténtica de sacarle los colores al sofisticado mundo digital, imperante entre los artistas más jóvenes. Aún así el submundo del fanzine sigue dando sus frutos, y sus excelentes dibujantes que desde la contemplación paciente de lo que ... ven consiguen relatarlo tan claramente como haría el poeta menos barroco o el músico más punk. A lo largo de toda la superficie del folio o de la tabla en blanco la grafía eléctrica y la chispa conceptual se desenvuelven sin ningún punto fijo, ningún sistema visual hegemónico, ninguna regla de escala o perspectiva, regalándonos dibujos repletos de tesoros y descubrimientos que cautivan una y otra vez.

Pistas de aterrizaje sobre la calva de un hierático personaje, ricos helados cremosos de mierda o animales que parecen de colores aunque estén dibujados en riguroso blanco y negro, son sólo la punta del iceberg de un mundo de ideas y garabatos que caerán sobre nosotros como caen los trastos de un armario repleto de recuerdos, libros, bicicletas, y todo tipo de bártulos.