Descripción de la Exposición
El Museu Nacional presenta un conjunto de 63 pinturas, dibujos y objetos artísticos que forman parte de la importante donación de obras del artista Benet Rossell (1937-2016) realizada al museo por parte de su viuda, Cristina Giorgi.
Este conjunto permite entender la singularidad y la maduración del lenguaje poético e innovador de un artista que supone un hito de la modernidad artística catalana.
De la misma manera que hizo con la donación de obras de Aurelia Muñoz, el Museo presenta ahora las obras de Benet Rossell dentro del recorrido de la colección de arte moderno.
En el marco de la construcción de una colección nacional de arte de la posguerra y segunda vanguardia, esta donación tiene una función fundamental al cruzar diversas genealogías de la vanguardia, y permite abordarla en su diversidad y complejidad.
Benet Rossell fue uno de los protagonistas de la emergencia de las prácticas conceptuales y la performance en Paris, a finales de los años sesenta, dentro del llamado grupo Catalanes de París, junto con Rabascall, Xifra, Miralda y Selz. Conviviendo con su obra cinematográfica experimental, desde un inicio manifestó un interés por el dibujo, emparentado con el oficio de caricaturizar (con una mirada irónica y crítica sobre la sociedad) pero con el mismo espíritu de un Paul Klee o un Saul Steinberg.
Esta donación permite ver como la caligrafía y la escritura se sitúan en el centro de su obra. Rossell realizaba unas microescrituras muy particulares (“dibujos de ciego”, los llamaba) que funcionan como caligramas con los que evoca un hormigueo de impresiones de la realidad. Con humor y misterio, nos invita a sumergirnos en un laberinto de signos.
La libertad y la sensibilidad del gesto más íntimo y humilde son de actualidad en el contexto contemporáneo, en el que son numerosos los que buscan alternativas al exhibicionismo y el seguidismo consumista de una sociedad ensimismada en las redes sociales.
Central y marginal al mismo tiempo, con su radicalidad y su sensibilidad, marca los cruces entre el arte conceptual y el arte más lírico y plástico. En este sentido, la incorporación de su obra plantea unos vínculos esenciales para entender la segunda vanguardia.
Donación Benet Rossell. Escrituras y trayectos
La generosa donación de Cristina Giorgi, viuda de Benet Rossell, es una aportación fundamental para el conocimiento del artista y para la construcción de una colección nacional de arte de posguerra y segunda vanguardia. Rossell fue uno de los protagonistas de la emergencia de las prácticas conceptuales y la performance en París, a finales de los años sesenta, donde coincidió con los artistas del llamado Catalanes de París (con Rabascall, Xifra, Miralda y Selz). A raíz de sus viajes a la India y al Nepal, entre 1967 y 1968 incorporó la concepción oriental de un universo cambiante y misterioso, que vinculó con los valores modernos de libertad experimental.
Conviviendo con su obra cinematográfica experimental, desde el inicio manifestó un interés particular por el dibujo, emparentado con el oficio de caricaturista, a menudo con una mirada irónica y crítica. Este conjunto permite apreciar cómo el dibujo y la caligrafía se sitúan en el centro de su obra y cómo llegan hasta la práctica pictórica.
FILMES / MÁSCARAS
Cartelas comentadas
Benet Rossell fue un importante creador cinematográfico de vanguardia. Observa la sociología de las calles y su extraña normalidad, o recoge actos performáticos, rituales que teatralizan los conflictos de la época, en los que se manifiesta la dialéctica entre poder y libertad. Las máscaras que realizó Rossell, junto con Jean-Pierre Béranger, para el filme Le coeur est un plaisir 1973), recuerdan a las de Saul Steinberg o las del dadaísta Marcel Janco. Son caricaturas que pueden llevarse encima, identidades tras las que ocultarnos o revelarnos, monstruos amables e irónicos, dibujos que, vestidos por nosotros, cobran vida y movimiento.
DIBUJANTE HUMORÍSTICO
Benet Rossell tuvo una actividad como caricaturista o dibujante humorístico a finales de los años sesenta. Entre otros medios, publicó en La Codorniz, reducto de una ironía surrealista e irreverente que podía representar, por unos instantes, una forma de resistencia al franquismo. Esta vertiente recibió un importante reconocimiento al incluir a Rossell en la exposición Le dessin d’humour du XVe siècle à nos jours, celebrada en la Bibliothèque Nationale de France en 1971, junto con los grandes nombres de su época, como Steinberg, Siné o Chaval, o de visionarios como Goya.
CUBITOS
Los cubitos de hielo son obras míticas de Benet Rossell: encontró un modo de realizar unas obras minúsculas y portátiles con las que podía improvisar exposiciones en cualquier momento, sacándoselas del bolsillo, como hizo con John Cage. El montaje dentro de copas da una nueva dimensión a las piezas y las convierte en un conjunto, en una clase de pequeña galería escultórica portátil donde se atrapan, en la transparencia, unas micrografías enigmáticas, fotogramas intervenidos, huellas, moscas (y también, significativamente, un retrato fotográfico del artista).
DIBUJOS DE CIEGO
Los dibujos de ciego se expusieron en la Galerie Bazarine de París en 1970. Se trata de un objeto o artefacto que obliga a una experiencia particular de contemplación de la obra de arte que se aproxima al juguete y, a la vez, al documento raro o erudito. Esta aplicación, esta proximidad como de presbicia, nos recuerda a la forma de dibujar de los niños. Es, sobre todo, un modo de estar dentro del dibujo, de sumergirnos en él.
DE LA BENIGRAFÍA A LA PINTURA
Llamadas benigrafías, micrografías o benigramas, las insólitas caligrafías de Benet Rossell establecen un microcosmos construido con paciencia y un trabajo que se intuye a medio camino entre lo consciente y el automatismo, como si de una práctica de meditación se tratara. Severo Sarduy las llamó antropogramas, remarcando su origen figurativo, y Michel Butor habló de las “quimeras catalanas”. Sus papiers marouflés de los años setenta tienen una gracia oriental, una ligereza acuática, fluida, que hace posible, en el extremo opuesto, una densidad enigmática del signo y permiten la contundencia del gesto. Así es cómo se abre el camino de una evolución lógica que nos deja a las puertas de la pintura que, desde los años ochenta, ganaría en matices y nos descubriría a un gran colorista.
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España