Doble naturaleza, una exposición que resulta de la colaboración entre dos galerías y dos de sus artistas representadas. Es una muestra en donde se encuentran dos mundos. Por un lado, el de los objetos artísticos y por el otro, el de las ideas.
Las prácticas de ambas artistas confluyen en varios niveles: formal, conceptual y procesual: Formal, en la medida en que acuden a formatos, soportes y técnicas tradicionales de dibujo y reproducción de imagen. Los cuestionamientos derivados de la representación, la naturaleza entendida como un todo, que la acercan en el plano conceptual y la intuición como guía en sus procesos, son nódulos donde se tejen conexiones entre sus prácticas. Aún así, Sara rompe y Marcela une, dos naturalezas que coexisten.
Se puede decir que la experiencia derivada de esa conexión es la confrontación, la tensión y el diálogo: el rol del otro en nuestro ser, la coexistencia y nueva existencia...entre las obras, las artistas, las galerías y el espectador.
Doble naturaleza: ¿una contradicción bajo la mirada de Humboldt o Thoreau, o una realidad de la condición humana para Wilde?
Sara Herrera
En el primer capítulo de El Contrato Natural, Michel Serres propone una escena a partir de la pintura “Duelo a garrotazos” de Goya. En ella, dos duelistas están hundidos en barro hasta las rodillas. Serres imagina que a cada movimiento, gradualmente, se van enterrando juntos. Cuanto más encarnizada la lucha, se acelera el encenagamiento.
Ellos no lo perciben pero nosotros, los espectadores, lo vemos perfectamente. ¿Quién va a ganar?, nos preguntamos. Apostemos: unos por el de la derecha y otros por el de la izquierda.
El encarnizado combate apasiona a los espectadores que participan con gritos y dineros. Pero combatientes y apostantes corren el riesgo de perder todos. La ciénaga, tácito escenario que decora la acción, amenaza con devorar a los duelistas antes de que los jugadores hayan saldado su cuenta.
Dice Serres: “En la actualidad: ¿no estamos olvidando el mundo de las cosas mismas, las arenas movedizas, el agua, el barro, las cañas de la ciénaga? ¿En qué arenas movedizas chapoteamos juntos, adversarios activos y mirones malsanos? ¿Y yo mismo que lo escribo, en la paz solitaria del alba?”
Marcela Rodríguez
Este tiempo de no tocarnos, de no contacto, nos obligó a ver. Al otro, desde la distancia, y a nosotros mismos, adentro, en un yo con yo muy profundo.
Cuidar se volvió de otra manera. Comunicarnos. Amarnos. Una manera sin cuerpo.
Nuestras antiguas acciones, las de la humanidad, bloqueadas, suspendidas. Fuimos adentro a pensarnos otra vez, a buscar sentido en este nuevo estado de la humanidad.
Animales de grupo, obligados a separarnos, a este “yo-con yo”, y desde ahí, a oír esta pregunta:
¿Cómo cambiar nuestras formas de vivir como especie?
Entrada actualizada el el 04 nov de 2021
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