Dignités

Exposición / Nave 73 / Palos de la Frontera, 5 / Madrid, España
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Cuándo:
12 dic de 2015 - 31 dic de 2015

Inauguración:
12 dic de 2015 / 12:30

Comisariada por:
José R. Camacho López

Organizada por:
Nave 73

Artistas participantes:
Chloé Tiravy

       

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Descripción de la Exposición

La artista Chloé Tiravy (Aurillac, 1989) presenta su nuevo trabajo en Nave 73, espacio cultural contemporáneo. Se trata de su segunda exposición individual en Madrid y que lleva por título Dignités (Dignidades); la muestra está comisariada por José R. Camacho (Madrid, 1979) y supone el inicio de un proyecto actualmente en curso donde el trabajo meditado se mezcla con la experimentación. En el arte de Tiravy el ser humano es un importante sujeto de estudio. Considera el aspecto externo de las personas como un medio para evaluar y sacar a la luz los conflictos interiores, las emociónes. Los rastros de sus vivencias se potencian con los accidentes, como ella misma los define. Rodeados de un simbolismo especial, los objetos cotidianos son a su manera una mitología personal y participan de esta búsqueda que a menudo quiere ser antropológica. La artista concede atención a resaltar el clima solemne que acompaña nuestra entrada al mundo interior del Otro (así, en mayúsculas): la dignidad y la elegancia son los atributos inatacables del sujeto, a pesar de su vulnerabilidad. El trabajo de la artista se sitúa entre la deuda y el desvío en cuanto al dibujo académico. La representación rigurosa y sin concesión del modelo se combina con una domesticación acertada del carboncillo, material de predilección polvoroso y cambiante trabajado directamente con la mano. Los modelos, las personas, son así vistas como un todo cambiante. Y para ello Tiravy no ha dudado en jugar con la materia, sugiriendo, alterando. En esta ocasión ha tomado como referencia la iconografía clásica de la representación monumental. Los monumentos escultóricos son por ello una referencia, pero sus carboncillos, a diferencia de la escultura, son frágiles. Resaltan lo efímero del ser humano y suponen una acertada crítica a lo solemne, más cercano a una vánitas que a la imágen de lo eterno: Por ello mismo, estos personajes anónimos no deberían mostrarse como meros reemplazos de la imagen característica del poder. En su condición de rostros vulnerables, no aspiran a una fatua eternidad. Son honestos. El tiempo y la vida los moldea, por eso no esconden sus accidentes vitales. Su humana presencia es su virtud.

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