Descripción de la Exposición
Con este trabajo trato de acercarme a una época muy importante en mi formación y, hoy aún más, para la alimentación de mi alma artística. Traigo los rostros trastocados de algunos de los artistas que hicieron posible una época, el Manierismo y el Barroco, en la que se manejaron nuevos géneros y nuevas técnicas de la pintura, mientras se gestaba la individualidad moderna. Conocía su admirado y maravilloso legado pictórico, pero de muchos de sus protagonistas no había percibido su rostro, tampoco su mirada. La idea de ahondar en este vacío empezó hace un tiempo, cuando paseando por el Museo San Pio V de Valencia me encontré frente al autorretrato de Velázquez. Allí, nervioso, comencé a tomar unas notas, pero su mirada me persiguió durante muchos días – aún me persigue todavía –. Al poco tiempo, estando con mi hija en la Galería Nacional de Londres, nos topamos con las miradas de Murillo y Fabritius. Había tranquilidad en el intercambio con Murillo, mientras que Fabritius parecía haber sonreído al anterior visitante. De una forma distinta, una tarde de las primeras del otoño, recordé la colección de sellos que después de cenar ordenaba ayudando a mi padre, en especial un sello con la efigie de El Españoleto. Y mucho tiempo atrás, en los anaqueles de la librería Michelena de Pontevedra, apretado entre otros amigos, estaba John Ashbery que, hablando de Parmigianino, me decía: "hay en esa mirada fija una combinación de ternura, diversión y pesar". Y así fueron surgiendo y almacenándose en mi memoria estas y otras miradas. Este rimero de sensaciones, que de relatarse no parecía tener sentido, o no podría expresarse en todos sus matices, lo plasmo mejor dibujando, y aquí están los resultados de estos sueños y remembranzas, que hoy deseo compartir con ustedes.
José Gallego