Siempre parece que reconozcamos algo dentro de la obra de Vieites ya que está cargada de imágenes del mundo que la/nos rodea, como paisajista del siglo XXI toma sus referencias en lo que ve, de las situaciones que la envuelven. Reutiliza, se apropia y reinterpreta el mundo visible explorando el contacto entre la práctica artística y otros discursos creativos, como la moda, la música o el denominado territorio "underground".

La cultura contemporánea es su campo de estudio, es el lugar de aparición de las imágenes que traduce y encaja en su universo, dando al espectador un mosaico de imágenes por revisitar y recolocar. La desconfianza ante lo absoluto de la imagen única es el motor de su creación, por ello el fragmento es el protagonista privilegiado de su obra, como la artista dice: "mis dibujos son eso, uno detrás de otro, unos al lado de otros". Una fuerza centrífuga hace que ... lo que Vieites ve se arrojado hacia fuera, hacia sus dibujos sin remedio alguno.

Unas imágenes que podrían parecer gratuitas pero que llevan impresa una vertiente ideológica que las desborda, desde la misma elección del medio expresivo, el dibujo es para Vieites un campo de experimentación en sí mismo, tanto en la vertiente técnica como ideológica, la elección del formateo "dibujo sobre papel" puede interpretarse en clave feminista ya que nos remite en la parte más prosaica en la facilidad de trabajar en un formato controlable y manejable, y en la parte más creativa en la posibilidad de crear un dibujo no ilustrativo, no lineal o literal, sino como un medio a través del que desarrollar un discurso con voluntad transgresora en función a la realidad.

Lo que pretende con su obra es invitar a la acción, a la respuesta de la audiencia en términos de deseo. Crear estrategias de resistencia a la normatividad del devenir mujer. El discurso feminista en su obra se refleja, entre otros, en la imagen de la mujer, una mujer "girly-bad girl" como las que busca la directora de la galería londinense Transition que edita el fancine Arty, Cathy Lomax. Son imágenes de chicas malvadas, malas, que más allá de su realidad o ficción, hacen que tomemos la parte más icónica por su capacidad revulsiva. Lo que Vieites propone no es negar la feminidad, es perturbarla.