La obra de Christian Inaraja es la de un artista que no se resigna a su mera servidumbre de ilustrador, ni siquiera cuando realmente tiene que ilustrar aquello que algún otro ha imaginado y escrito. Cuando se da este caso, sin embargo, prefiere utilizar el texto como punto de partida para inventar aquello que le sugiere este estímulo verbal, de la misma manera que lo podría hacer cualquier estímulo visual, auditivo o intelectual. Así, el ilustrador deja de ser alguien que dibuja encadenado al texto para convertirse en un artista visual, que acompaña a otro verbal en un mismo itinerario.
Inaraja es un artista que se inspira en la larga tradición de los “ninotaires” (caricaturistas), especialmente brillante en nuestro territorio, pero que desnuda sus dibujos figurativos de la función utilitaria de la caricatura tradicional para darles una entidad propia que los hace ser independientes de cualquier contexto externo. Es esta libertad...conquistada lo que le permite lanzarse a cualquier forma de experimentación, incluso cuando se le requiere ilustrar un texto: el dibujo automático, por ejemplo, ejecutado sin la premeditación racional del ilustrador tradicional. En este caso, es la asunción profunda de la técnica lo que le permite al artista una creación estéticamente impecable sin la mediatización de la razón intelectual.
La experimentación de Inaraja hizo pensar en la de los escritores franceses del OULIPO (Ouvroir de littérature potencielle), que se imponían inusuales dificultades estimulantes de la imaginación, como las del artista que aquí se desafía a dibujar con la mano que no le es habitual para descubrirse unas potencialidades que él mismo sabía que no sabía.
Inaraja nos recuerda que la técnica sin la imaginación no es tan estéril como la imaginación sin la técnica.
Miquel Desclot
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Entrada actualizada el el 27 ene de 2022
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