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Dibuixos i gravats

Exposición / Casal Solleric / Passeig del Born, 27 / Palma, Baleares, España
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Cuándo:
10 may de 2007 - 08 jul de 2007

Organizada por:
Casal Solleric

Artistas participantes:
Carlos de Haes
Etiquetas
Artes gráficas  Artes gráficas en Baleares 

       


Descripción de la Exposición

Colección Museo de Bellas Artes de Bilbao

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Carlos de Haes es uno de los paisajistas más importantes de la segunda mitad del siglo XIX. En 1835 su familia se trasladó a Málaga, donde recibiría lecciones de dibujo. Esta primera formación, de corte academicista, le proporcionó sólidos conocimientos técnicos en los que basó toda su producción artística. En 1850 regresó a su Bruselas natal, y allí el estudio de la importante tradición del género del paisaje y el descubrimiento de la pintura al aire libre determinaron sus temas y su estilo.

A su vuelta en 1856, comenzó a ser conocido, a través de su participación en las recién creadas Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, por sus paisajes tomados directamente del natural, que despertaron el interés del público y la crítica. A este éxito incipiente se sumó su admisión, en 1857, como profesor de Paisaje de la Escuela de Pintura de la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Desde allí, y a partir de su magisterio, influyó en otros destacados pintores como Aureliano de Beruete, Jaime Morera y Darío de Regoyos, entre otros, que renovarían el género del paisaje en la pintura española, contribuyendo decisivamente a su puesta en valor.

Por esa época comenzó a viajar por la geografía peninsular en busca de nuevos motivos pictóricos, para los que realizaba pequeños estudios dibujados o pintados directamente del natural. Además, obtuvo con su pintura numerosos galardones, como las primeras medallas en las exposiciones nacionales de 1858, 1860 y 1862. En 1860 fue nombrado Académico de Bellas Artes, y para la ocasión expuso su ideario estético en el discurso De la pintura de paisaje antigua y moderna.

Los dibujos pueden agruparse en diversas tipologías: ejercicios de mano, bocetos preparatorios, dibujos de viajes p para ser grabados. La mayoría obedece a un planteamiento pictórico, y en ellos se muestran paisajes de cualidades atmosféricas, con un primer término vacío, un segundo en donde se dispone el motivo principal y un tercero, de lejanía.

Haes fue sobre todo pintor, pero durante un breve periodo de tiempo se dedicó también al grabado, que se vio obligado a abandonar por motivos de salud, ya que los ácidos empleados para grabar dañaban su vista. Los grabados, de pequeño tamaño, pueden dividirse temáticamente en dos grandes grupos. Por un lado, los estudios de paisaje, de herencia romántica y tomados directamente del natural, en donde se representan árboles, cursos fluviales, playas y marinas, paisajes de montaña y entornos rurales, la mayoría animados por pequeñas figuras. Por otro, una serie de estampas donde se presentan tipos populares –un pastor, una aguadora…-, generalmente rurales, y que, probablemente, fueron concebidos para alguna publicación ilustrada.

A pesar de que su producción no fue muy extensa –se conocen unas 70 estampas de su mano realizadas entre 1862 y 1865-, Haes y su taller recuperaron la técnica del aguafuerte en el panorama artístico español, a ejemplo del renacimiento de esta técnica que, durante los primeros años de la década de 1860 se estaba ya produciendo en Francia en el entorno de la Escuela de Barbizon. Fue pues, un resurgimiento impulsado por los pintores paisajistas, lo cual condicionaría los temas y su forma de representarlos: entornos naturales plasmados con un tratamiento pictórico. En ese contexto, Carlos de Haes produjo una obra renovadora y de gran influencia en toda una generación de discípulos que configuraron, junto al maestro, una nueva definición del género del paisaje.

Haes dibujante

No cabe duda que el proceso de formación de Haes estuvo ligado, como el de la mayor parte de los pintores, a un aprendizaje básico de las técnicas del dibujo. Fue bajo la dirección del pintor Luis de la Cruz, en Málaga, donde Haes dio sus primeros pasos en el dibujo y su práctica y su dominio fueron, además de una exigencia previa, un auxiliar imprescindible a lo largo de toda su trayectoria artística. No conocemos obra formativa del pintor, pero es de imaginar que, dada la tradición académica y de corte de su profesor, sus inicios estarían encaminados a la realización de ejercicios de copia de "dibujos del antiguo" de originales consagrados y a la realización de Academias de modelos vivos o de copias de ilustraciones.

Aunque de la Cruz era un pintor casi en exclusiva especializado en retrato, es de resaltar que en muchos de ellos ofrece como fondo o como ambientación de una estancia íntima, la apertura de una ventana desde la que se contempla un estudio de paisaje. Con este recurso habitual al que también recurrieron muchos otros retratistas, ganaba la composición en perspectiva aérea y a la vez envolvía al retrato en un halo de humanidad al situarlo en un entorno de simbología claramente apegada a la vida. Tal vez, este interés pudo ser transmitido por de la Cruz a Haes y, quizás, en Málaga ya tomaría el paisajista su primer contacto con la pintura de la naturaleza, pero es en Bélgica donde centra su dedicación a la pintura del natural bajo la influencia de la reconocida escuela flamenca de paisaje. Ya sea por vínculos familiares o por el atractivo que ejercía la tradición paisajística de su tierra, el caso es que, renunciando al acostumbrado aprendizaje español decimonónico fuera de nuestras fronteras en Roma o París, Haes terminaría su formación artística en Bruselas al lado de los "paisistas" belgas que habían hecho de la pintura al aire libre su máxima de vida y de producción pictórica.

La coincidencia de sumar, desde el año 1857, a su condición de pintor la de profesor de Paisaje de los Estudios Elementales de Dibujo en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, hizo que nunca abandonara la práctica del dibujo ya que su actividad docente siempre iba desarrollada a través del ejercicio práctico y también del teórico con el análisis de las láminas de dibujantes de su interés como era el caso de los paisajistas Appian, Bellel, Lalanne, Decamps, Delacroix, Allongé, y sobre todo Calame.

Haes grabador

La actividad de Haes como grabador se centra en torno a los primeros años de la década de 1860, cuando ya el pintor gozaba de reconocimiento profesional y tenía en su haber además de las tres primeras medallas conseguidas en las Exposiciones Nacionales de 1858, 1860 y 1862, la cátedra de paisaje en la Escuela Superior de Pintura desde 1857 y el nombramiento desde 1860 de Académico de número de la de Bellas Artes de San Fernando. Su contacto con el arte de la estampación es probable que surgiera a partir de los conocimientos del grabado al aguafuerte que en Francia se había desarrollado a inicios de los 60, precisamente entre los componentes de la Escuela de Barbizon, quienes se agruparon en sociedades colectivas que reivindicaban al igual que la pintura, el grabado al natural.

Sabido es que el proceso de producción del aguafuerte conlleva tres fases básicas: el grabado, el mordido y el estampado y es en la primera de ellas donde el artista puede plasmar directamente del natural las líneas compositivas y volumétricas de su obra original y definitiva. La dificultad de su proceso obliga a una descripción del procedimiento que empieza en el momento en que la plancha de cobre pulimentada es recubierta de una capa de barniz protector sobre la que una aguja araña su superficie, sin llegar a rozarlo, dejando al descubierto el metal. En la segunda fase o mordido, se introduce la lámina dibujada en una cubeta de ácido nítrico rebajado con agua, el cual penetra en los surcos abiertos en el barniz por la aguja y desgasta el metal al descubierto provocando una incisión de igual perfil y de idéntica ondulación a la existente en el barniz, siendo más o menos profunda la brecha según la concentración del ácido y del tiempo que permanezca la plancha sumergida en él.

Para el proceso de estampado, es necesario el concurso de la tinta extendida sobre el metal que lógicamente ha de penetrar por las ranuras formadas por el ácido y el papel que se coloca encima presionado por la ayuda del tórculo. Como es lógico, la imagen resultante estará invertida respecto a la plancha y las partes sin incidir el ácido quedarán libres de tinta y por lo tanto en el papel darán blancos y las de tinta, negros. En esta fase la habilidad, la pericia y la sensibilidad del estampador inciden en la consecución de tintas fuertes, medias entonaciones y veladuras que van conformando el resultado final de cada grabado. A estos tres procesos consecutivos, se añaden diversas técnicas de ejecución, podríamos decir "trucos" de artista, que en el caso de los aguafuertes de Haes, es bastante frecuente el uso de una determinada difuminación en las tintas conseguida mediante el "entrapado" que deja sobre las zonas no grabadas de la plancha una sutil película de tinta que es extendida por un trapo o "tarlatana", siendo visible en ella la impronta de las fibras de la tela que provocan un característico efecto de aguas o veladuras. Muy similar a este efecto es el conseguido por el "retroussage", al mover el trapo, en círculo, sobre la tinta sobrante de los surcos de la talla. También en alguna de las estampas es visible el empleo de la ruleta para crear zonas punteadas o líneas pequeñas regulares sobre la lámina en un intento de crear superficies de grises que sugieren los matices del dibujo a lápiz.

Aunque Haes era un grabador activo en casi todo el proceso de sus grabados, desconocemos si practicó o no el dibujo de la lámina directamente del natural. Es de suponer, en plena efervescencia de su reivindicación de la pintura de paisaje al aire libre, que así fuera y entraría a formar parte de la rutina natural de sus procedimientos, favorecida por el pequeño formato que caracteriza a toda su colección de grabados, si exceptuamos alguna obra de mayores dimensiones, posterior a sus inicios, que irremediablemente estaría compuesta en su totalidad en el taller. Aún así, aunque efectivamente hay ciertas estampas que denotan una presencia concreta de un entorno, como es por ejemplo el caso de la representación de Elche, Lequeitio o casas labriegas y de pescadores que sugieren enclaves identificables, hay otras estampas cargadas de cierto aire de nostalgia bucólica, como "locus amoenus", que nos hacen sospechar intervenciones del artista en las que la naturaleza "ensoñada" se adueña por completo de la superficie grabada.


Imágenes de la Exposición

Entrada actualizada el el 26 may de 2016

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