Descripción de la Exposición
Los dibujos de Olga me acompañan. En sentido literal y figurado.
En una pared de casa se encuentra la gran presencia de un pequeño cartón en el que chicas en fila se hacen la trenza la una a la otra… siempre me ha parecido una potente visión, en femenino, de la columna sin fin. Y cuando salgo de casa y doy la vuelta a la esquina topo con unos personajes que cargan bocadillos suspendidos en los cristales de un bar.
Los dibujos de Olga, los veo y los pienso. Ahora recuerdo un par de sus gifs vistos en Instagram: ¿hoy qué me pongo, gorro o gorra? y se me presentan todos los dilemas posibles (por cierto, horas más tarde apareció con gorra en el colegio). U otro donde nos habla del amor, del vínculo entre dos personas, con una gota de tinta que resbala de una figura a otra a la altura del pecho.
Hay un poema de Isabel Escudero que no me quito de la cabeza “Un guioncito / entre dos cifras: / ¿era eso mi vida?”. Para mí todo el trabajo de Olga explica este guioncito, o sea la vida con toda su complejidad y matices, y con un tono similar a este verso. Sus líneas en la hoja o en la pantalla, casi siempre blanca, son fruto de la atención cuidada e inteligente a todo aquello que pasa a su alrededor. Sólo hace falta ver sus cuadernos, de maravillosa densidad y esencialidad.
Sigo buscando en la poesía… y no me preguntéis por qué pero en algunos versos me resuena su obra, como en este de Adrienne Rich: “¿Rasgar las viejas sábanas de boda para hacer trapos de polvo?” o en uno de Francisca Aguirre: “Estaba tan cansada por el esfuerzo de quedarme quieta / que empecé a pensar que tal vez si echaba a correr descansaría”
Y acabo con una idea de Montserrat Abelló, que pienso que debe estar en la cabeza de Olga: “Soñar lápices inagotables” Isabel Banal Xifré
Isabel Banal Xifré