Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- El espacio portuario acoge una instalación escultórica que lleva por título 'La llegada', compuesta por un total de 28 figuras exentas de hombres y mujeres, a escala natural, que representan los tripulantes de una imaginaria patera procedente del África subsahariana en el momento en que arriban a la playa de su punto de destino. El artista, que lleva trabajando en este proyecto durante los últimos dos años, ha recuperado una serie de vigas de roble del puerto, algunas muy antiguas, y maderas de desecho talladas y ensambladas para los cuerpos de las figuras, todas ellas reforzadas con un esqueleto de hierro y una carga de plomo en los pies a fin de asentarlas más firmemente sobre el suelo. Apenas llevan policromía, únicamente un poco de pigmento para oscurecer la madera en determinadas zonas. Las cabezas han sido modeladas en gres refractario, con el tono ajustado al fuego vivo. La figuración es llevada al límite, siguiendo un canon alargado de formas elementales, sintéticas, muy estilizadas, casi afiladas, ya habitual en la iconografía del escultor. Cada pieza, aparentemente igual a las demás, presenta sus propias particularidades. Eloy Velázquez suele partir de un arquetipo al que va incorporando la actitud, el gesto preciso, el rasgo humano que lo individualiza, y los rostros se encuentran sutilmente caracterizados presentando todo un catálogo de expresiones (cansancio, miedo, tristeza, sueño, desconfianza, indefensión, valentía, desconcierto, incertidumbre, esperanza y, sobre todo, dignidad). Fiel a su estilo, el artista defiende la vertiente más sensible del arte como ejercicio manual, pausado y meditado, así como el diálogo con los materiales, su presencia y eficacia a la hora de trasladar pensamientos acerca de nuestra existencia. Sin embargo, no renuncia a dotar a su propuesta de un carácter más conceptual generado por la propia disposición de las esculturas formando un bloque aislado sobre una superficie de arena y dejando un gran espacio vacío alrededor (frente a nosotros), en lugar de diseminarlas por el recinto expositivo componiendo un bosque humano (entre nosotros). De este modo, procura hacer 'visible' la barrera 'invisible' o frontera mental que separa las dos orillas que enmarcan el viaje emprendido por los protagonistas de su historia. Acompaña la instalación un relieve de terracota circular que presenta una muchedumbre hacinada en un espacio asfixiante. El abigarramiento figurativo le sirve para plantear una metáfora sobre la confusión de identidades que producen los fenómenos migratorios, mientras que la forma de tondo acentúa la mirada furtiva, aludiendo así a la situación de invisibilidad de todas aquellas personas que se ven obligadas a salir de su país para sobrevivir en otro lugar de forma clandestina. Como sonido de fondo, los testimonios de una serie de inmigrantes subsaharianos, reunidos gracias a la colaboración de Cantabria Acoge, cuyas voces se superponen con el rumor de las olas del mar y fragmentos musicales. Yuliana de Angola, Robert de la República Democrática del Congo, Ousseynou de Senegal y Mouhamadou de Camerún relatan sus experiencias, las circunstancias que les llevaron a emigrar, la visión que tienen de Europa en sus países de origen, los principales conflictos que han vivido al llegar aquí y aquello que echan de menos. Hablan en sus respectivos idiomas y dialectos (lingala, wolof, hausa y kikongo), de manera que sus voces resultan ininteligibles, ayudando al espectador o espectadora que desconoce su lengua a ponerse en su lugar. El diseño sonoro ha sido realizado por el compositor Pablo Gregor y los testimonios han sido registrados por la artista Majo G. Polanco. Franqueando la entrada al Palacete del Embarcadero y como entrada o cierre de la exposición, el escultor ha dispuesto dos esculturas que representan la patera antes y después del viaje, realizadas con maderas procedentes de las duelas de unos barriles de vino antiguos, cedidos por la Fundación Santa María la Real, con las que genera una secuencia temporal que completa la narrativa planteada en la instalación. En líneas generales, el artista se propone hacer visible uno de los aspectos más oscuros de nuestra globalización 'no-global', según sus propias palabras, 'una especie de icono de la vergüenza, tan asumido que ya no produce la más mínima emoción', así como plantear una reflexión sobre las barreras de la comunicación y la colisión cultural que produce el desarraigo. El título de la exposición alude al silencio que impera en Occidente sobre determinados temas, como la realidad de las pateras, que dejan de ser noticia en el momento en que se incorporan a nuestra rutina diaria y, sobre todo, al desinterés e indiferencia hacia los problemas de raíz que originan los fenómenos migratorios y, especialmente, los desplazamientos clandestinos. Doctor en historia del arte por la Universidad de Oviedo con estudios de grabado en Florencia y Barcelona, y profesor de artes plásticas hasta hace algunos meses, Eloy Velázquez posee un largo recorrido como artista, fundamentalmente en el ámbito de la escultura y el grabado. Inicia su trayectoria expositiva a finales de los setenta, habiendo mostrado su trabajo en numerosos centros de arte y museos de prácticamente todo el país. Entre sus últimas comparecencias cabe citar las muestras individuales de escultura realizadas el año pasado en la Sala José Hierro de Noja y en la IBGalerie de Berlín, o su presencia en la colectiva de artistas cántabros de la Colección Norte actualmente expuesta en la Biblioteca Central de Santander. Sus obras integran los fondos de colecciones como las del Museo de Bellas Artes de Santander, Universidad de Cantabria, Fundación Marcelino Botín, Caja Cantabria, Fundación La Caixa, Biblioteca Nacional, Ministerio de Cultura de Madrid, Calcografía Nacional o la ya referida Colección Norte del Gobierno de Cantabria, entre otras instituciones.
El espacio portuario acoge una instalación escultórica que lleva por título La llegada , compuesta por un total de 28 figuras exentas de hombres y mujeres, a escala natural, que representan los tripulantes de una imaginaria patera procedente del África subsahariana en el momento en que arriban a la playa de su punto de destino.