'La pintura es el medio que habitualmente emplea Carlos García, aunque el graffiti, la performance, las intervenciones en el espacio público y el vídeo forman parte de sus recursos. Le interesan las cuestiones éticas en torno al aislamiento espacio-temporal en el paisaje urbano y social. En su propuesta para el espacio del Instituto Juan Gil-Albert destaca la forma en la que introduce irónicamente la práctica de un formato de pintura objeto en el que se centra en la instalación de códigos y signos que forman parte del mundo de la comunicación. El interés del artista se centra principalmente en unos parámetros donde se inscriben la realidad cotidiana, así como los diferentes modos de actuar e intercomunicarse.

Para este propósito, el artista se sirve de igual modo del objeto cotidiano tan presente en su producción, y que ahora se ha desvanecido ... del espacio pictórico, adquiriendo su propia vida mediante el despojo del lienzo adquiriendo fisicidad como objeto.

En su obra no se percibe un posicionamiento activo sino una actitud implícita, por lo que no es extraño que traslade cierto desconcierto en un primer momento. Tengamos en cuenta que todo acto humano conlleva un hecho político -la mera elección de una marca de detergente está definiendo aspectos de nuestra política de consumo- por lo que la remarcada ausencia de implicaciones en la obra de Carlos García pondría de manifiesto su disidencia ante las vías de trabajo explícitamente comprometidas.

La superposición de planos y la producción de escenas que rozan lo inverosímil sirven como forma para representar en un solo espacio mental la multiplicidad de realidades que tienen lugar a un mismo tiempo.

Este trabajo se construye fundamentalmente desde la experiencia y el cuestionamiento de la facticidad cotidiana sirviéndose de objetos de porcelana, modelos de reproducción industrial de bajo coste, emoticonos empleados por los jóvenes en las redes sociales, pero también actitudes, caracteres y actuaciones de aquellos personajes que conforman nuestra cultura especular.

Su trabajo adquiere un tono irónico a través de la propia narración absurda de los objetos. Se trata de guiños que transfiguran una realidad de consumo, recreando un constante sistema de signos y sintaxis'.