Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- (...) Para Rafael Guzmán el viaje y las vivencias que su experiencia acarrean son parte del proceso creativo de cada una de sus obras. De ahí que sus instalaciones deban ser vistas: más como si estuviera trascribiendo en metáforas tecnológicas, visuales y sonoras un diario de viaje que como si estuviera creando 'arte' en un sentido convencional. Hay algo en estas 'Derivas' que nos impulsa a verlas como pequeños dramas de un alma desterrada. De un viajero que experimenta la vida en la tierra como un exilio o expulsión de un estado paradisíaco, como un estar perdido, abandonado... Los viajes tienen dos etapas en su movimiento, una hacia fuera y otra hacia dentro. Rafael Guzmán trabaja literalmente con ambos registros. Pero es en la primera etapa, cuando salimos del punto de origen, la familia, la tribu, lo conocido, donde se sitúa el mito del vagabundo. Llegamos a un punto en nuestro viaje, en el que en vez de estar caminando hacia un lugar en concreto, estamos andando errantes de una parte a otra. Nos perdemos... Se trata de un peligro del que se nos habla en muchos mitos, el peligro de perdernos en un laberinto, atraídos por indescifrables cantos de sirenas... Nos hacemos vagabundos... Pero el vagabundo no tiene proyecto de vida (o lo ha olvidado), no tiene causa, por ello esta obligado a perseguir una causa desconocida. Una y otra vez camina de un lugar a otro sin ningún motivo personal. Es una paradoja, pues la energía que utiliza en evadirse de la vida, además de hacerle creer que se mueve, lo desgasta y lo sume en un desasosiego aún mayor... En este tautológico 'caminar hacia ninguna parte' Rafael Guzmán llega a la conclusión de que: ser conscientes de que somos vagabundos en nuestro viaje interior es el primer paso para saber hacia donde queremos ir. Cuando el vagabundo se reconoce como tal puede continuar su búsqueda y transformarse... A medida que el viaje avanza las diversas 'escrituras mentales' se van yuxtaponiendo como un inventario de vivencias de un modo similar al flujo ininterrumpido de imágenes y sonidos que la memoria y la percepción son capaces de acumular en nuestro subconsciente... En otro orden de cosas, este viaje sin principio ni fin, está en estrecha conexión con prácticas situacionistas psicogeográfícas como la deriva o el desvío, encaminadas a la 'construcción lúdica de situaciones' que no sólo impulsan una lectura crítica del territorio como proponía Debord, sino la exploración de nuestro mundo interior. La deriva situacionista sería de hecho, la práctica más efectiva para poner remedio a la escisión entre entorno urbano y ciudadano pues propone una utilización experimental, lúdica y no productiva del espacio: andar sin sentido fijo por el territorio, jugar o, como postula el Documento Fundacional: 'la práctica de una confusión pasional por el cambio rápido de ambientes' (...). La deriva viajera de Rafael Guzmán transforma en rebeldía la cotidianeidad del viaje como un desplazamiento metropolitano 'a ninguna parte' que se opone frontalmente a la movilización paranoica del turismo por un destino que 'reduce la realidad a potencial souvenir, los paisajes en postales, las pequeñas playas aisladas en vertederos, los animales y figurantes protegidos en reservas zoológicas, los lugares de culto en mercados de baratijas (...)'. Pero el rebuscado efecto de 'extrañamiento tecnológico' que protagoniza este último trabajo también nos lleva a pensar que el desarrollo de las Tecnologías de la Información y Comunicación y las redes con soporte informático está modificando de modo sustancial las experiencias de viajar y habitar; y comienza a trascender los límites cartográficos tradicionales y se construye con la superposición de fragmentos similares a los que sus usuarios recorren en el espacio virtual. Este viaje de fragmentos, de pantallas, de simulación y oposiciones, no es sólo una sino varias, que se mezclan y reproducen a lo largo del planeta sin ninguna lógica de continuidad física. Para reconocer algún sitio o realizar ciertas prácticas en él, ya no es necesario vivirlo directamente; se lo puede reconocer o transitar sin el compromiso de la vivencia inmediata, cambiando así, como mencionábamos antes, la relación espacio-tiempo, y mas aún la del espacio-recorrido (...)
Constelación Arte 2009. Comisario: Javier Panera
Exposición. 17 dic de 2024 - 16 mar de 2025 / Museo Picasso Málaga / Málaga, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España