Descripción de la Exposición
Dentro del bosque
Nota de prensa
El bosque, como trasfondo o como protagonista, ha sido uno de los temas capitales tanto del arte como de la literatura. Quizá por influencia del cristianismo, que intentó eliminar cualquier rastro de las tradiciones paganas, el bosque fue descrito en la literatura como un lugar inhóspito, inaccesible, poblado por seres fantásticos o terroríficos. En muchos cuentos y leyendas, el bosque inspira un miedo irracional. Entrar significa penetrar en un mundo desconocido, lleno de peligros y de misterio. Podemos poner ejemplos que van desde el cuento de Caperucita Roja de Perrault, las leyendas del rey Arturo, Robin Hood, El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad, El Sueño de una noche de verano de Shakespeare o incluso La divina Comedia, que en los primeros versos, un poeta perdido no tiene más remedio que atravesar un bosque, consciente de la oscuridad y los peligros que le esperan. Con la Ilustración, esta idea se matiza. Con Rousseau, aparece el discurso de la necesidad del retorno a la naturaleza, como escapatoria a la corrupción de la vida en las ciudades. El bosque entonces es contemplado como un lugar de libertad, de verdad y de felicidad. Se convierte en un símbolo de regreso al paraíso, al origen; una metáfora perfecta de la autenticidad. En el siglo XIX, Thoreau escribe Walden, la vida en los bosques, una mezcla de biografía y diario naturalista que hace reflexionar sobre la necesidad de regresar a la naturaleza para de encontrar un equilibrio peligra en la vida en el mundo occidental. Así pues, nos encontramos ante un tema que ha sido representado desde la concepción fantástica hasta la realista, desde el miedo de lo salvaje y siniestro, a la idea de refugio, de regreso al origen. El bosque tanto puede ser una metáfora de lo más terrible, como de la paz y la pureza.
La exposición Dentro del bosque presenta la obra de seis fotógrafos contemporáneos que han retratado el bosque desde sus puntos de vista particulares. Es interesante ver que cada uno de ellos expone, en sus fotografías, alguna o varias maneras de ver el bosque: desde la concepción mágica o fantástica, a la visión naturalista. Los bosques de Israel Ariño son una especie de territorio metafórico. La falta de perspectiva las aleja de la idea de paisaje, y las convierte en el reflejo de un mundo oculto que dialoga con su imaginario propio. Jordi Casañas encuentra en el bosque un elemento azaroso que centra todo el protagonismo de la fotografía. La focalización le otorga propiedades mágicas, casi mitológicas. La visión de Bernat Gasull es la de un naturalista, que muestra el bosque como un lugar lleno de vida. El centro de atención es la vegetación misma; como ésta matiza la luz y perfuma el aire. En los bosques de Oriol Jolonch pasan cosas sobrenaturales; a veces es el bosque que tiene vida propia y observa. También es un lugar salvaje en el que el hombre se adentra en lo desconocido, o en el que se explica el pasado desde un futuro remoto. Laia Moreto observa la naturaleza huidiza del bosque, que contiene a la vez la sensación de libertad y la presencia de lo enigmático. Su voluntad es preservar el instante en que un paraje ignoto se convierte en un lugar habitable. Fiona Morrison ve el bosque como un espacio familiar revivido en el recuerdo. Un lugar al abrigo al que siempre se vuelve; donde la vida se preserva y la memoria fluye.
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España