Descripción de la Exposición
La galería Siboney presenta una exposición de la santanderina de adopción -aunque nacida en San Sebastián (1962) - Susana Reberdito. Residente en Alemania desde hace dos décadas, presenta una selección de obras de su producción reciente, de series que están inéditas en España, como Still Life with Pineapple, que expuso en el 2015 en la Galerie Arthea, (Mannheim, Alemania) o Stillleben, que expuso en el 2014 en la Galerie p-13, (Heidelberg, Alemania). Por tanto, serán sus bodegones y sus naranjas los protagonistas de esta muestra, que además incluye una pequeña serie de cerámicas.
Susana Reberdito formada artísticamente tanto en los talleres de Xesús Vázquez y como en el del siempre añorado Esteban de la Foz, como en Madrid y Estados Unidos. En sus años de trabajo en Santander su pintura pasa por un expresionismo figurativo, de aliento monumental, que continúa en las series desarrolladas en EEUU, de iconografía religiosa, con piedades y crucifixiones inspiradas en la escultura románica norteuropea. A ello sucederá su serie de desnudos femeninos. Son los años en que pinta sus figuras danzantes de la Sala Griega del Palacio de Festivales de Santander, de una poderosa monumentalidad. Susana cultiva en la actualidad una pintura orgánica y colorista, de fuerte y valiente pincelada y en el límite mismo con la abstracción.
La pintura de Susana Reberdito se inscribe en la tradición mediterránea, pese a haber vivido siempre en el Norte. Hoy pinta sobre todo bodegones, a veces desmedidos, siempre apasionados, exultantes de color. Reberdito se sirve de una cierta alteración de las escalas y plantea piezas de más de dos metros, que no podremos ver en esta exposición, para representar una naturaleza muerta que remite a una naturaleza más intimista.
La pasión por el color vincula a Susana con una generación anterior de pintores españoles, la que entre los años setenta y ochenta salió del arte conceptual y redescubrió el júbilo del color. Es la generación de Carlos Alcolea, Manolo Quejido o Juan Navarro Baldeweg.
Las naranjas son hoy casi signos emblemáticos en su pintura, como una silueta simplificada en marcado contraste con el fondo, ocupando a menudo toda la extensión de la tela e inscribiéndose con énfasis en la materia pictórica. Sus líneas, más que dibujarse, se graban (cómo lo hacía un pintor que Susana aprecia especialmente, Hernández Pijuán). Sobre una capa de pintura relativamente seca, la artista extiende una nueva capa de un color diferente, que luego araña para hacer surgir el color de las capas inferiores. Las líneas esgrafiadas sugieren una inserción profunda en la materia, en la matriz de la pintura. Ella, la pintura, a menudo se acota en el plano con un marco interno que reitera, dentro del cuadro, los bordes y esquinas del soporte. Este recurso funciona a veces como una ventana, a través de la cual se distingue el objeto de contemplación.
Para el catálogo de su última exposición en Santander (Oceános, Palacete del Embarcadero, 2014), el Dr. Guillermo Solana, actual director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza, escribió un interesante texto, en el que aludía a cuestiones que también se plantean en esta exposición, y que de alguna manera dan título a la misma:
"El dibujo -escribió Robert Motherwell- es un yate de carreras que corta el océano. La pintura es el océano mismo." (Drawing is a racing yacht, cutting through the ocean. Painting is the ocean itself.) Motherwell ignoraba tal vez que esa idea había sido planteada tres siglos antes en Francia, en la época de famosa querella del dibujo y el color, por Charles Le Brun, líder de la facción clasicista y gran preboste de la Academia. En sus discursos, Lebrun recomendaba a los artistas que se guiaran siempre por el dibujo ("que le dessin soit toujours le pole et la boussole qui nous regie") para no terminar sumergidos en el océano del color, donde tanta gente se ahoga ("afin de ne pas nous laisser submerger dans l'ocean de la couleur, ou beaucoup de gens se noient en voulant s'y sauver.").[...] Pero la sensación final que la obra de Reberdito comunica no es de disolución, sino de plenitud. [...] el agua (hablaba de sus Océanos, expuestos en el Palacete del Embarcadero) y la pintura identificados en una pura exaltación vital, en una celebración de la vida, con una intensa emoción sensual y casi religiosa al mismo tiempo."
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España