Descripción de la Exposición
Javier Garcerá invita al espectador a suspender el relato y a abismarse en el placer de la mirada, en la experiencia de ver.
El artista propone la experiencia real, directa, con una obra pictórica que no puede ser sustituida por su envés tecnológico.
Imaginario visual y planteamiento estético van de la mano a la búsqueda de “la necesidad de la ausencia del discurso”.
El uso de un soporte monocromo, como es la seda roja, sobre la que incorpora el pigmento y a la que somete a diferentes procesos de borrado, de saturación, de abrasión o de velado, determinan una pintura cuya visión solo es posible después de variar los puntos de vista. Recorrerla, detenerse y distanciarse para tratar de aprehenderla en plenitud, es una tarea que hoy resulta exigente para un espectador cada vez más desconectado de la lentitud que compele toda intimidad sensible.
Articulada en tres estadios y presidida por una economía formal máxima, la exposición de Javier Garcerá (Puerto de Sagunto, Valencia, 1967) va guiando los pasos del espectador hasta concluir en el estallido final que supone el gran políptico instalado en la tercera de las salas. Si en el primer ámbito nos encontramos con obra en la que el artista plantea un equívoco juego entre los dos planos en los que organiza las distintas escenas, en el segundo se aíslan retazos, enseres y efectos que acabaran por recomponerse en la tercera de las salas.
No son solo indicios, son escenografías acabadas que comparten una misma atmosfera visual y conceptual. Un leve deje de melancolía, de tiempo detenido, pero sobre el que no hay constancia de que fuera pasado. Alejada de la estética naturalista, la pintura de Garcerá no desdeña la ornamentación, pero en absoluto se solaza en un esteticismo acrítico. Por el contrario, su ideario emplea la dialéctica como soporte poético para contraponer el silencio a la retórica con que hoy tratamos de explicar toda obra artística.
Si una obra puede ejemplificar la batalla contra la atrofia visual de nuestro tiempo es el gran políptico que cierra la exposición de Garcerá, realizado en exclusiva para el CAB. Planteado como un gran ciclorama, nuestra visión discurre de un punto al otro, siguiendo el rastro de la ausencia de figura humana. Su presencia se sospecha como causante del desasosiego de un espacio ajado, presidido por el abandono y un cierto aire de decadencia civilizatoria que precede al entramado de un bosque difícil de sortear. Al otro lado, solo la mirada limpia, tenaz y honesta nos salva.
Exposición. 02 ene de 2025 - 07 ene de 2025 / Espacio en Blanco / Madrid, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España