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La muestra, que consta de casi una treintena de fotografías de 30 x 40 cm en blanco y negro, se inscribe en el ámbito de la fotografía documental, en su vertiente etnológica o antropológica siguiendo los pasos que en nuestro país han popularizado fotógrafos como Cristina García Rodero.

La atención del fotógrafo hacia fenómenos populares, específicos, que no participan de lo común, de la vida cotidiana y que, por tanto, tienen un valor de representación que va más allá de lo meramente periodístico, se complementa por la mirada propia, la sabiduría y la formación estética del que elige la escena detrás de la cámara.

En el caso de Sergio Cuevas, su potente serie fotográfica expone el fervor religioso de una parte de la sociedad ... y nos acerca a un mundo que está muy lejano, en el tiempo y en las costumbres, de la inmensa mayoría de las personas. Pero la lejanía en el tiempo es aparente, pues aunque las fotos están tomadas en 2008, retratan actitudes y ambientes que pueden parecernos mucho más lejanos, desaparecidos de nuestras vidas hace ya mucho tiempo.

El fotógrafo, por otra parte, aporta su mirada, su interpretación del hecho objetivo que, sin eludir lo excesivo, le añade buenas dosis de respeto y consideración, incidiendo sabiamente en el carácter caleidoscópico y en la multiplicidad del mundo real que nos rodea.

Sergio Cuevas, de formación autodidacta, ha ampliado su experiencia con la asistencia a diversos talleres con fotógrafos de renombre como Alberto García Alix y Ricky Dávila (Valencia, 2005), José Manuel Castro Prieto (Sestao, 2007), Pablo Hojas (Santander, 2007).