Descripción de la Exposición
De tondos, retículas y pinturas combinadas
En mayo de 1969, pocas semanas antes del cálido summer of love, se publicaron las racionales Sentences on Conceptual Art de Sol Lewitt, 35 axiomas entre los que se encuentra uno con el que me siento plenamente identificado ahora mismo: “Un artista puede percibir erróneamente una obra de arte (entenderla de forma distinta a cómo lo hace el artista) y aun así esa lectura errónea puede suscitar en él una cadena propia de pensamiento”. Digo que me siento identificado porque probablemente he hecho una lectura errónea de los trabajos recientes de David del Bosque pero, aún así (o quizá debido a ello), he desarrollado una cadena propia de pensamiento respecto a ellos.
Lo primero que me llama la atención es su regreso al formato circular, una vuelta (al continente, no así al contenido) a una morfología con la que ya trabajó en su serie La Colombie, mostrada en el Museo de Arte de Caldas (Colombia) en 2009, entre otros espacios. En el catálogo de aquella exposición José Marín Medina señalaba que David del Bosque “ha abandonado el rigor de la exactitud del plano acotado por cuatro líneas rectas que forman otros tantos ángulos rectos, y ha adoptado el registro ornamental (...) que va implícito en el tondo italiano”. En 2024, como decía, DdB ha retomado el formato circular, pero lo que contienen estos tondos (aunque apuntan por ahí que el plural correcto es tondi) no son fragmentos de fotografías distorsionadas como en La Colombie, sino una geometría colorista un tanto anárquica, al menos aparentemente.
No puedo evitar, al ver esta geometría, acordarme del texto Retículas, de Rosalind Krauss, y pienso que DdB, partiendo de la retícula, ha desarrollado una versión personal de esta, por mucho que Krauss asegure que este es “un campo de investigación de tan escasa fertilidad”. “Como demuestra ampliamente la experiencia de Mondrian, la retícula se resiste precisamente a cualquier tipo de desarrollo” prosigue la autora estadounidense, y es este (el de Mondrian) un caso particularmente interesante, puesto que, además de ser uno de los padres de la abstracción geométrica, ejemplifica cómo la retícula sí tiene, desde mi punto de vista, posibilidades de desarrollo. Ya sea en forma de vibrantes y jazzisticas composiciones (las producidas en los años 40) o girando el soporte 45º (dejándose seducir por la diagonal, otrora motivo de alejamiento de su colega Theo van Doesburg), el pintor holandés comenzó a expandir los límites de la retícula, algo que en la actualidad hace DdB cuando juega, creo que más intuitiva que fríamente, con el color y la geometría.
Al ver obras de la serie La tridimensionalidad de la línea destacando volumétricamente en la pared me viene a la cabeza algo que leí en algún sitio (ya no recuerdo ni dónde ni tan siquiera si es cierto) acerca del origen de la denominación Combine paintings de Robert Rauschenberg, y es que, parece ser, que cuando el artista enseñaba esas obras a alguien como pinturas le decían Pero ¿cómo? ¡Si tienen objetos!, por lo que en la siguiente ocasión hablaba de ellas como esculturas, pero entonces le contestaban Pero ¿cómo? ¡Si están colgadas en la pared! No obstante, leo (esta vez sí recuerdo dónde) que la obra de DdB nos hace “preguntarnos si los términos 'pintura' o 'escultura' todavía resultan precisos a la hora de encuadrarlos”, unas palabras de Javier Panera para el catálogo de, precisamente, La tridimensionalidad de la línea, la exposición individual de elocuente título que DdB hizo en la sala del Teatro Calderón de Valladolid en 2014.
Pero voy a ir un paso más allá, y lo voy a hacer recuperando otro axioma de Sol Lewitt, concretamente el que dice que “Cuando se emplean palabras como pintura y escultura, se evoca toda una tradición e implica una consiguiente aceptación de esa tradición, imponiendo así límites sobre el artista remiso a hacer un arte que vaya más allá de esos límites”. DdB es, sin lugar a dudas, uno de esos artistas dispuesto a actuar más allá de esos límites, lo cual nos asegura que en cada nueva comparecencia nos va a mostrar un recodo ignoto, emparejado siempre con los anteriores, pero de una indudable singularidad.
Juan Gil Segovia