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A través de esta propuesta, titulada 'De nuevo Vermeer', Vallejo recrea la atmósfera del creador holandés del siglo XVII, con una sugerente colección.

En esta ocasión, Vallejo reproduce la ciudad de Santa Cruz de Tenerife vista desde el mar, a la vez que representa a sus propias hijas haciendo labores cotidianas o leyendo cartas, y expone a alguna de sus modelos vestidas con turbantes, sombreros y telas exóticas.

Tampoco faltan los bodegones, omnipresentes también en la obra de Vermeer, con el detallismo y primor de la pintura holandesa del XVII, con su mirada pormenorizada y fiel a las frutas, collares, pinceles, metales, cristales y telas, sobre todo éstas, en sus tapices, tapetes, cortinas, turbantes y trajes, que ... acompañan y complementan sus pinturas.

Para resaltar este aspecto, Vallejo individualiza cada objeto, convirtiéndolo en un cuadro en sí fuera del contexto narrativo de la escena, como si fuese una preparación microscópica.

Como el mismo pintor indica, "en mi anterior exposición hice un viaje en el tiempo. Aprovechando las imágenes de la película 'La joven de la perla', me introduje en el mundo de Vermeer, en la Holanda del siglo XVII, en su ciudad Delft, en sus canales y calles, sus iglesias, casas y gentes, algo tan vermeeriano como el tiempo detenido. A medida que avanzaba aquella exposición, iba sintiendo que Johannes Vermeer me acompañaba en esa visita, que me dejaba entrar en su casa, participando en los juegos de sus hijos, descansando en sus habitaciones iluminadas por la tamizada luz que se filtraba a través de las emplomadas vidrieras de las ventanas".