Se trata de la segunda muestra individual de la artista en la ciudad. Una exposición formada por 16 obras realizadas en técnica mixta. Pintura al agua sobre tela y collage. En muchas ocasiones son telas pintadas que la artista recorta y pega. Son cuadros que reflejan la propia vida de la artista. Hablan bien de las circunstancias que la rodean y de cómo las vive o bien de las situaciones propias de su persona, de las vivencias de dentro. Según dice 'son mi mejor vehículo de comunicación. Al terminarlos me siento mi propia espectadora y aprendo de mí'.

Son cuadros plagados de emociones, sentimientos que provocan que al espectador algo se le remueva dentro. Es la intención de la artista: que sus obras provoquen en el espectador las mismas sensaciones que en ella cuando ... las crea. Desde los momentos más duros, los comienzos, hasta la realización manual, cuando todo va andando y parece que un duende pinta por ella. Algo mágico ocurre en ese proceso de creación que deja a la artista casi sin conciencia, mirando tan solo cómo el pincel desliza la pintura por la tela. Una obra resultado simplemente del placer de pintar, de crear.

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La presente exposición contiene 16 obras que he realizado utilizando técnica mixta. Pintura al agua sobre tela y collage. En muchas ocasiones son mis propias telas pintadas las que recorto y pego. Mi formación es autodidacta. Comencé pintando abanicos y llevo tres años pintando cuadros. Esta es mi segunda exposición individual. La primera la hice en la Galería Félix Gómez en la primavera de 2007 y en diciembre de ese año participé en una colectiva en la Galería Álvarez Quintero.

Los cuadros contienen mi vida. Hablan bien de las circunstancias que me rodean y de cómo las vivo o bien de las situaciones propias de mi persona, de las vivencias de dentro. Son mi mejor vehículo de comunicación. Al terminarlos me siento mi propia espectadora y aprendo de mí.

Las personas se emocionan con mis cuadros. Les remueven algo de dentro. Eso mismo siento yo al inventarlos. Desde los momentos más duros, los comienzos, hasta la realización manual, cuando todo va andando y parece que un duende pinta por ti. Algo mágico ocurre que te quedas casi sin conciencia mirando tan solo cómo el pincel desliza la pintura por la tela. En esos momentos, acompañada siempre por la música, mi mente no sé donde anda y el placer es inmenso.

Hay cuatro personas muy ligadas a mis obras. Mara aparece entre los cuadros constantemente. Es mi hija muy, muy querida y disfrutada. Es muy rápida viéndolos, haciéndome comentarios, correcciones y, a veces, se nos ocurre a las dos la misma idea. Como los cascabeles de El compás. Tengo muchas ganas de hacer una exposición con ella. Mara está llena de arte y lo expande por todos lados de la casa, en sus dibujos y sus escritos. Gabriel Bascones -Gabi querido para mí- siempre responde a mi requerimiento de ver mi último cuadro al final de la noche. Sé que su arte recorre muchos lugares y recovecos escondidos de los cuadros en su primera mirada. Yo me pongo muy nerviosa a su lado. Sin embargo, cuando lo miro, lo veo feliz y disfrutando. A Joaquín Valonero, mi psicoanalista, le llevo mis cuadros nada más terminarlos. A veces, sus ojos son los primeros que los comparten con los míos. A su lado estoy tranquila. Me gusta el paseo que hacemos juntos, el cuadro y yo, hasta su casa, contemplando la calle, al aire. Me recuerda a cuando lo hacía con mi niña en sus primeros meses. Inmaculada González, mi querida Inma, ha sido un apoyo inmenso para mí durante muchos años. Su elegancia corriendo capta la mía. Su forma de querer es su mayor arte. Nuestro querer tiene su cuadro.

He decidido incluir en el catálogo los cuadros en palabras. Un texto donde os hablo de cada uno de ellos acompaña la fotografía.

Matilde Hermoso