Desde su fundación, el 15 julio de 1955, el Instituto de Arte Contemporáneo (IAC) buscó una revolución. No significaba una nueva estructura del estado, sino promover el medio artístico y con él, la educación y sensibilidad de la gente desde la acción cultural.
Entre sus principios figuraron la necesidad de establecer un contacto con los hombres de cultura del entorno propio que, bajo el diálogo y el clima de libertad, apuntaban a una transformación integral de la vida que ya se había iniciado parcialmente con la modernización de la ciudad, expresada con la llegada de la inversión extranjera a través de entidades transnacionales y la introducción de programas constructivos urbanos.
De allí que su misión se enfocara hacia la realización de estudios sobre la historia del arte peruano, la formación de técnicos especializados en investigación, la edición de libros de arte peruano, la organización de cursillos divulgatorios, la creación de becas para...especialistas, la invitación a artistas de importancia universal con el fin de lograr un mayor conocimiento de nuestro público y su consecuente aporte al desarrollo de nuestras artes plásticas, la promoción de intercambio con distintas organizaciones internacionales y de un país a otro. Una revolución desde el arte que empezaría con lo moderno y la transformación, por añadidura, de las mentalidades del público limeño.
Entrada actualizada el el 04 jun de 2015
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