Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- Repasa la trayectoria artística de Amunarriz desde 1971 hasta 2006, desde sus primeros bodegones impresionistas hasta las abstracciones a escala mural La muestra, aunque no intenta ser una retrospectiva completa, ofrece la posibilidad de contemplar en profundidad muchas de las obras más destacadas de esta creadora y refleja fielmente la evolución de la obra de Amunarriz, desde sus primeros bodegones impresionistas hasta las abstracciones a escala mural de su trabajo más reciente, donde incluso crea entornos tridimensionales. Las casi 60 obras de Josune Amunarriz que la Sala kubo-kutxa presenta en esta exposición recorren la trayectoria artística de la pintora desde 1971 hasta 2006, y ponen de manifiesto cómo prácticamente desde sus comienzos los trabajos de esta creadora ya poseían una energía, una seguridad y una fluidez que se vieron acentuadas a medida que se consagraba como pintora abstracta. De hecho, en la muestra que ahora ofrece kutxa el espectador puede contemplar cómo a medida que la ambición y el dominio técnico de la artista aumentan, Amunarriz comienza a imaginar obras que sobrepasaban el campo de visión y que pueden resultar tan agresivas, sugerentes y sorprendentes como un panel publicitario, aunque sus formas moduladas nunca han sido gráficas, sino pictóricas. MOVIMIENTO Y COLOR Las varias decenas de pinturas de Josune Amunarriz que ahora acoge la Sala Kubo, especialmente óleos y tinta, permiten que el espectador pueda observar con detalle cómo el movimiento y el componente físico han sido típicos en las creaciones de esta artista desde que comenzó a pintar. Incluso, y dado su agitado estilo expansivo, a veces resulta inevitable que las imágenes que crea actúen como olas y sobrepasen los límites convencionales del marco y la pared para invadir el espacio real. Por otro lado, y desde un punto de vista más formal, Amunarriz mezcla colores impuros con tonos puros para lograr combinaciones que pueden resultar estridentes o escandalosas. En otras ocasiones, esta artista elige un tono dominante y mezcla sombras o variantes de tonalidad, a menudo del azul, que crean una sensación diferente, más lírica y tranquila que los contrastes tumultuosos de rojo y amarillo mezclados con negro utilizados en otras ocasiones. Aunque las obras de Josune Amunarriz forman parte ya de la historia del arte abstracto, también demuestran una pertinaz resistencia a cualquier tipo de norma. Sus formas se desbordan fuera de los límites del lienzo como si de pintura barroca se tratase y avanzan hacia el espectador hasta convertirse en elementos totalmente esculturales y tridimensionales. Desde un punto de vista técnico, su pintura está trabajada directamente sobre el lienzo, sin bosquejos o estudios preliminares. Éste es un método arriesgado que explica las correcciones superpuestas en las superficies de sus primeros trabajos aunque, tal y como puede contemplarse en la exposición, la confianza y experiencia logradas posteriormente han sustituido esas dudas por una gran seguridad. En la obra más reciente de Amunarriz, la pintura fluye de manera homogénea y aparentemente sin esfuerzo para cubrir toda la superficie del cuadro. Los colores se mezclan y, aunque ninguno se haya obtenido directamente del azul, todos contienen el pigmento diluido y mantienen una nítida e intensa claridad. Aunque no se trata de una retrospectiva, esta exposición indaga en la evolución de la pintura de Josune Amunarriz desde el bodegón impresionista hacia la abstracción de escala de mural y hasta sus últimos trabajos, que constituyen espacios tridimensionales. Desde que comenzó a pintar, el movimiento y lo físico han sido una constante en su trabajo. El hecho de que las formas onduladas que pintaba la artista empezaran a romperse, destrozando los límites convencionales del marco y de la pared para extenderse al espacio real, era seguramente algo inevitable dado su carácter infatigable y su estilo expansivo. Habiendo recibido formación en pintura mural, Amunarriz no podía quedar satisfecha con la escala doméstica de la pintura de caballete. A medida que su imaginería se fue haciendo abstracta, su escala, tanto en el tamaño de la pincelada gestual como en la monumentalidad de sus formas y formatos, se fue agigantando. Para Amunarriz, las fronteras, como los bordes de los marcos, resultan restringidas y todas las imágenes de sus últimos trabajos funcionan como metáforas para escapar de esta restricción. Esta necesidad de libertad es comprensible en el caso de una artista tan intuitiva y poco convencional. Es también el empuje hacia la liberación lo que determina la originalidad de su paleta, que no obedece a reglas. Mezcla colores impuros con puros, obteniendo a veces lo que podrían considerarse combinaciones estridentes o escandalosas. Otras, elige el color dominante – con frecuencia el azul - y crea mezclas, sombras o variantes con los que consigue un tono distinto, más lírico y tranquilo que los tumultuosos contrastes de rojo y amarillo con negro que utilizó en el pasado. La pintura de Josune Amunarriz forma parte de la historia del arte abstracto y, sin embargo, exhibe una testaruda resistencia a las reglas. Sus formas se extienden más allá de los bordes del lienzo como lo hace la pintura barroca y avanzan hacia nosotros hasta que se convierten en plenamente escultóricas y tridimensionales, dispuestas como si se tratara de fichas de dominó caídas ante nosotros, conectando el espacio visual del espectador con aquel de la pintura de la que se desplomaron. La cualidad ambiental de su pintura más reciente ha pasado a ser dominante en la nueva instalación Edad de Hielo, que recuerda las formas y colores glaciares de Ártico. Al igual que en otros trabajos, se trata de una obra dramática, envolvente y sugestiva que enlaza con el interés que en la artista siempre ha evocado el movimiento del mar. Nacida en la costera Fuenterrabía, Amunarriz pasó su infancia con el mar literalmente a sus pies. Su pincelada gestual, amplia, es característicamente ondulada, y no lineal o estructural, como podría ser la de Cézanne. Sus fuentes modernas no residen en el cubismo, sino en el impresionismo y no son las formas sólidas las que le atraen, sino los efectos más bien atmosféricos, como las corrientes de aire o energía que mueven a las olas a romper en la costa. Aunque el mar es fuente de inspiración, no hay nada literal en la interpretación que Amunarriz hace de su movimiento y de la alternancia entre la tempestad y la calma. Este constante interés por los efectos atmosféricos y su sentido dramático la caracterizan como romántica, lo que en el frío panorama conceptual actual parece un anacronismo. No hay ironía ni camuflaje en su obra: es valiente, directa, sin concesiones. Poco hay en su trabajo que se pueda relacionar con la pintura española. Sin embargo, aunque fuera casual, hay una semejanza con el pintor norteamericano Clyfford Still en la en la manera de unir las formas sobre el plano y en las abstracciones con raíces en la naturaleza. Al igual que Still y otros artistas de la Escuela de Nueva York, Amunarriz no nos proporciona línea de horizonte alguna que nos sirva de orientación. Al contrario, nos zambulle directamente en su vorágine de piedra y espuma, reduciendo la distancia entre el espectador y la imagen pintada. No queda más remedio que permanecer alerta, ya que ha creado un ambiente que literalmente nos hunde y sumerge. Es esta necesidad de dirigirse al observador de una forma más directa lo que impulsaba los grandes formatos de los artistas norteamericanos. No querían decorar interiores burgueses, sino hacer arte para el espacio público. La pintura mural es por definición un arte público y la elección de Amunarriz de trabajar con grandes formatos expresa un deseo de crear imágenes poderosas, literalmente más grandes que la vida misma. Pero además, no cede, como otros artistas, ante la necesidad de domesticarse para vender. Amunarriz se resiste y esta resistencia se ha convertido en sí misma parte del contenido de su trabajo. Al mirar estos enormes e impresionantes lienzos, recordamos el comentario que le hizo Hans Hofmann a Lee Krasner al ver una de sus obras: "Esto es tan bueno que nadie diría que lo hizo una mujer". Hoy en día, este comentario es no sólo políticamente incorrecto sino irrelevante. Sin embargo, hay algo de chocante en una mujer que pinta con un estilo tan atlético y muscular, que carece de toda coquetería y que exige marcar su territorio en sus propios términos. Barbara Rose
Primera exposición de una mujer en la sala kubo que se inaugurará precisamente el 8 de Marzo “Día de la mujer trabajadora”. Una especie de homenaje al trabajo, la constancia y la presencia de la mujer también en el mundo del arte.
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España