Exposición fotográfica.
De la Madalena al Arrabal, un paseo terapéutico
Un día, despiertas, abres los ojos y tu mundo ya no es el mismo que te había envuelto días atrás. Levantas la mirada y la oscuridad que reinaba antes, se ha convertido en luz. Necesitas luz. Necesitas color. Porque tu cuerpo, tu mente, lo está pidiendo a gritos. Entonces, te calzas unas deportivas, abres la puerta, abandonas el encierro de tu mente y sales a la calle. Hacía días, meses, que no respirabas, que no te parabas, tomabas oxígeno y caminabas. Tus pies te guían por las calles, hasta ahora olvidadas, del barrio, ese en que llevas tantos años viviendo, que ya casi has olvidado el nombre de sus calles. Tus ojos se detienen en una ventana. Es una ventana normal, sin ningún elemento que la destaque del resto de las del edificio. Pero la luz que recibe no es la misma....Y entonces, de entre las sombras, asoma una flor, pequeña, débil, pero bella. Y te das cuenta de que tu eres esa flor. Que necesitas el rayo de vida que creías perdido. Y continuas caminando. Una piedra, una puerta, el cielo. Todo es nuevo. Todo es ahora diferente. Y respiras. Y te sientes bien. El paseo se convierte en algo terapéutico. Y llegas a casa cansada -las heridas de tu cuerpo tardan en cicatrizar- y sonríes. Y piensas en salir de nuevo mañana, calzarte una sonrisa y salir de nuevo a recorrer el barrio, tu barrio, ese que dabas por perdido…
Texto de Pilar Royo Martín
Entrada actualizada el el 28 feb de 2020
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