Descripción de la Exposición
Habitar no es adornar las paredes: es llenar el vacío. Me refiero a ese vacío que se mide en centímetros cúbicos y que solo se llena con tiempo. Con la risa, el llanto y el sueño. Con el tiempo del amor, del odio, y con los caudales de pensamiento. Hablo de ese tiempo sin tiempo que no se puede medir con segunderos, el que pasa por encima de todo, tan lento como un año luz o tan rápido como un año caracol. A una cadencia que no sigue el vaivén del metrónomo, pero que te invita a bailar con ritmo, a danzar en el espacio y ocupar todas las esquinas intangibles. A bailar así: con los brazos en ángulo y las piernas al aire, dejando que tu cuerpo suene, y que ese ruido de piel rebote en los muros, navegue por las cornisas de las ventanas y vuelva a ti, recargado.
Imagino que estarás preguntándote de qué otras formas se puede habitar el espacio... Para empezar, puedes mirar atentamente el techo blanco hasta que se colme de colores. También hablarle al guardaescobas con palabras inventadas que han adquirido significado con los años. O compartir con los armarios la caminata en que te topaste con un árbol rojo. Porque todo tiempo etéreo llena todo espacio físico.
El truco está en amalgamarse con cada pared hasta que todos los oídos puedan escuchar tu vida. Por eso cuando abras una ventana que va de adentro hacia afuera y puedas ver el exterior desde tu baúl dorado, ten presente que la misma ventana va de afuera hacia adentro. Ese habitar se transforma poco a poco en tu hábitat y, por extensión, en un reflejo tuyo. Te advierto, pues, que cuando invitas a alguien a que te visite; también lo estás dejando entrar y navegar, con casi todas las llaves, por tu palacio de la memoria. Así que no te sorprenda que en los hábitats de otros el aire esté rebosante de agua, las paredes colmadas de invierno y el suelo atiborrado de montañas.
Exposición. 12 nov de 2024 - 09 feb de 2025 / Museo Nacional Thyssen-Bornemisza / Madrid, España