Salvador Dalí (1904-1989), el loco perpetuo; el amante del arte moderno y seguidor de las honduras del inconsciente; el ultralocal y el ultrauniversal, el artor, actor y autor simultáneo; el exhibicionista de ojos desorbitados; el performancero; el paranoico-crítico de delirios; el artista de cultura de masas, fue también un clásico empedernido que gustó tanto de homenajear a los grandes autores con citas formales constantes, como de ilustrar obras emblemáticas de la literatura universal.
La muestra transita por un itinerario visual de los materiales más recurrentes del autor del Perfil del tiempo: escultura y dibujo, a través de cuatro núcleos temáticos: Dalí ilustrador; Inspiraciones clásicas, Marca Dalí y Surrealismo. Es también un camino por las obsesiones más famosas del autoproclamado «genio» vinculadas con un programa surrealista, entre otras: la Venus en diversas exploraciones, cajonera en grado de significante, lugar donde guardar los deseos -léase secretos- más íntimos; elefantes, relojes derretidos...
Un aspecto poco...abordado de Dalí es su incursión en el ámbito de la moda. Desde su primer viaje a Nueva York en 1933, el artista tuvo la idea persistente de que su nombre fuera reconocido en cualquier objeto. Trabajó en el diseño de escaparates junto a personalidades como Elsa Schiaparelli; realizó ilustraciones para la revista Vogue y creó su primera línea de joyería a lado de Mafalda Davis.
Los sueños y los distintos formatos imaginados resultaron en una legión de motivos inmortales del autor. Dalí explora y estalla desde Port Lligat, pueblo mediterráneo de barracas pesqueras y sueños delirantes.
Entrada actualizada el el 30 may de 2016
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