El trabajo de Isaque Pinheiro florece en los límites de los procedimientos hegemónicos del arte contemporáneo. En su obra coexisten rasgos de noción grecorromana, renacentistas, iluministas y, por supuesto, de una narrativa contemporánea.

Isaque Pinheiro parece rebelarse contra la propia historia reciente de la escultura, atendiendo tanto a su pasado como a su presente, asumiendo sus últimos logros sin abandonar la condición formal, el oficio de escultor.

Sus piezas son siempre distintas, sorpresivas, ingeniosas aún cuando hablan de lo más normal y cotidiano. De ahí que sea tan difícil de etiquetar, tan y tan poco contemporáneo al mismo tiempo.

Tradicional en su forma de 'hacer', Isaque resuelve conceptualmente desde la tensión propia ... de la poesía, buscando la incongruencia del objeto, su condición abstracta aún cuando se trata de una propuesta figurativa.

El uso de lo útil descontextualizado, ese principio de ready made, es precisamente lo que articula el trabajo escultórico de Isaque Pinheiro, siempre guiado por el oficio, por el dominio de las formas y el material, y por una frescura a la hora de manejar referentes y asumir la historia conceptual y expandida de la escultura moderna.

Isaque Pinheiro, como muchos artistas contemporáneos que practican la escultura, se dedica a 'fabricar' antimonumentos. Por eso muchos trabajos de Isaque Pinheiro tienen un sentido de huella, como cuando Anthony Gormley evoca su presencia desde la ausencia, vaciando su cuerpo para dejarlo como el kouros más primitivo. El propio artista es el inicio, el módulo de su arte, revelando su cuerpo y presentándolo en negativo en un ejercicio de rematerialización del simulacro. Lo mismo hace Isaque Pinheiro respecto a la vida cotidiana. Hablamos de vaciados y procesos, pero también de memoria desubicada, como cuando conforma un rosario a partir de manzanas mordidas, o cuando coloca unas camisas planchadas en una pared a modo de pintura geométrica, deconstruye árboles o pistolas como si fuesen marionetas, camisas con cintas de embalar, coloca objetos en equilibrio procurando lo inestable, infla globos de mármol... materiales para una semántica y poética de los objetos que conforman la singular lógica desdoblada del arte de Isaque Pinheiro, siempre desde lo tenso.