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En el tiempo que he vivido los acontecimientos me van llevando por un camino en el que me siento pasajera y de algún modo involucrada en dar una respuesta fijada en imágenes. Al comenzar a fotografiar pensé que podía tener la misión de hacer ver lo que sucede en un lugar y mostrarlo en otra parte del mundo. Desde sus orígenes, siempre se ha apreciado el valor testimonial de la fotografía.

Pronto me di cuenta que los temas que me interesaban y que representaba no tenían ningún interés para los medios de comunicación reconocidos aunque sí una importancia para pequeñas comunidades “alternativas”. El valor de éstas imágenes no apunta a lo espectacular desde un punto de vista ajeno sino al acercamiento de una mirada que se sitúa en el escenario ... de la propia experiencia. Al comenzar un trabajo nunca he pensado en el interés comercial del tema sino en la experiencia de acercarme a los seres humanos, la posibilidad de encontrar otras razones culturales y romper con los esquemas de la conciencia colectiva.

Reunir distintas series de imágenes en un proyecto sobre la mujer árabe en distintos lugares y situaciones puede ser una forma de dar sentido a la experiencia de lo vivido pero también de encontrar un argumento para desarrollar un trabajo que siento me lleva a descubrir mis orígenes.